dissabte, 26 de març del 2011

Excursión al castillo de Miravet.

Por Jaqueton:



Veintiséis de marzo de dos mil once. Sábado.

Día elegido para una de las rutas más emblemáticas de AM ICUS…

...y que –como mínimo una vez al año- repetimos siempre que podemos. Siempre, claro está, si las autoridades lo permiten... y si el tiempo no lo impide…

Aunque en ésta ocasión, iba a ser algo más que una ruta…

En ésta ocasión, se dieron una serie de “causalidades” que la iban a convertir en algo muy grande…! En una cita muy especial…!!

En una ruta, para recordar durante largo tiempo… sí señor…!!

Por una parte… Canadian y K-RloteS se estrenaban oficialmente en una salida, con los colores de AMICUS Moto Grupo…!
Luciendo nuestros colores, y a nuestro querido Hipo en la espalda…

Asimismo, Pepe hacía lo propio con el parche de pecho, acreditándose así como Futuro Miembro del grupo…

Además, íbamos a conocer –por fin- a Jordicamu600…! Que ya tocaba, leñe…!! Je, je, je…

Y por si todo esto fuera poco… Choppers y Montse, nos iban a acompañar con el benjamín de la casa… Iván.
Un chaval risueño y juguetón, que aportaría al grupo la nota alegre e inocente propia de su edad…

Si a todo esto sumamos, el hecho de que no ha habido -en toda la historia de AMICUS- otra salida que haya provocado el seguimiento de los partes meteorológicos que ha provocado ésta… Por no contar que llevábamos cerca de mes y medio sin rodar sobre asfalto…

...nos podemos hacer fácilmente a la idea que la salida de éste veintiséis de marzo… ha sido una de las salidas más esperadas, anheladas -o incluso ansiadas-, de cuantas hemos realizado…!

Y es que… cuando los elementos se combinan de la forma en que lo han hecho para ésta salida… las cosas sólo pueden salir bien…!! Je, je, je…

La noche anterior a la salida, me acosté bastante temprano –teniendo en cuenta mis costumbres noctámbulas-, para poder saltar de la cama sin complejos… así que el gallo se desgañitara a la hora acordada.
Y así lo hice! A las 4:55… éste que os habla, daba volteretas de alegría por los alrededores de la cama… camino a la cocina a preparar la cafeínica compañera de despertares, que minutos más tarde humearía en los fogones… dándole a la casa ese olor tan agradable que emana de las cafeteras mañaneras…

Poco después, pitillo en mano… me sentaba ante el computador, mientras comprobaba que el amigo K-RloteS había sido más madrugador que yo… je, je, je… Y ya había colgado su post de buenos días, y de alegría emocionante por la inminente ruta…!

A partir de ahí… rutina.

Café… Cigarro… Pinito y duchita. Elección de la ropa apropiada a la temperatura… y acicalamiento –dentro de las posibilidades de uno- para estar listo cuanto antes para la marcha.
Aunque cabe apuntar, que decidí obviar la posibilidad de ponerme pantalones debajo de los tejanos. Y que en vez de abrigarme de arriba… Opté por dejar en las alforjas una sudadera, por si me engañaba la predicción meteorológica que hice al asomarme a la ventana y contemplar el cielo.
Pero es que recién salido de la ducha… sudaba yo como un pollito…! Y no me apetecía nada, nada, abrigarme en demasía…

Partí de casa tempranito… para dirigirme al parking donde me encontraría con Tito. Que esa noche trabajaba… y se vendría de ruta sin dormir.
Así que llegué allí… y tras colocar los bártulos varios en mi niña, me dispuse a platicar un ratillo con mi amigo mientras esperábamos ambos la hora del relevo para partir…

Y llego! Todo llega… je, je, je…

Le relevaron… y nos fuimos hasta su casa para que se cambiara y preparara para la que iba a ser –según todos los pronósticos- una de las salidas ruteras más guapas y divertidas del año…

A eso de las siete y cuarto… salíamos de La Blanca Subur, dirección a Vilafranca del Penedès.

Por aquello de llegar prontito… decidimos subir por la autopista C32, que nos dejaría poco antes de Canyelles…
Y allí, empezando la vaguada, notamos por primera vez el fresquete mañanero que nos acompañaría la mayor parte del camino.

Fresquete de ese que pone los pirindolos pequeñitos… y le obligan a uno a sentarse… je, je, je…

Pero no fue hasta llegar a la altura de Sant Miquel d’Olèrdola… cuando vimos con desilusión que las “profecías” funestas de la niebla se cumplían, imposibilitando la correcta visibilidad, hasta puntos preocupantes…
Y como si del popular “puré de guisantes” londinense se tratara… recorrimos el último tramo de C15 que nos quedaba, temiendo ver aparecer a Jack “el destripador” o a un Bobby en cualquier curva…

Llegamos al Monterrey! Aunque yo no hubiera apostado por ello en la vida…
…pero comprobamos que éramos los primeros en llegar.

Si bien es cierto, que seguidos muy –pero muy- de cerca por los amigos Canadian y K-RloteS… Que viniendo como venían por la N340… llegaban hasta los huevecillos de niebla. De frío, y de humedad…

Así pues, imperaba la necesidad de calentar motores con unos cafetines! No obstante, el compañero de Castellbisbal y yo… preferimos pedirle a la guapa muchacha de la barra, que nos los bautizara con un generoso chorro del hijo alegre de la caña de azúcar… je, je, je… Que para estos menesteres de calentar motores y levantar ánimos, se pinta solo!

Tito… se fue un momento a visitar al sr. Roca, con quien tenía una reunión pendiente. Y en aquél momento llegaban: Por un lado… Pepe y Jordi. Y por el otro… Choppers & family.

Con lo cual, ya estábamos todos…!!

Besitos, abrazos, apretones y arrumacos… (Medio pitillo que nos fumamos K-RloteS y yo) Y para adentro a cafetear…! Je, je, je…
Aunque Victoria se empeñó en sacarnos mesas a fuera -por si las ansias de humo…- y mi menda lerenda no pudo por menos que liarse a ayudar a su hija a sacarlas. Aun sabiendo que no era necesario… pues allí todos tenían fresquete, y de momento no apetecía para nada cafetear fuera. Con lo cual, lo hicimos dentro.

Cafeteamos… Charlamos… Reímos… Y celebramos el haber podido conocido esa misma mañana… al simpaticorro de Jordi, y al jovial hijo de Choppers y Montse, Iván.

El primero… alegre y parlanchín, que en un momento se ganó la confianza de todos con su charla, su optimismo, y sus ganas de pasarlo bien…!

Y el segundo, ilusionado con la visita al castillo y el paso de barca por el Ebro… Y cuya ilusión nos contagió –más, si cabe-, como sólo un niño sabe hacerlo…

Al poco de terminar con los cafelotes -a los que nos invitó el compañero Jordi- decidimos salir fuera a echar humo. Mal que el fresquete nos acojonara un poquillo… je, je, je… Pero… el vicio es el vicio…!!
Así que todos salimos para fuera, trasladando la charla a la calle, junto a nuestra alegría e impaciencia por la partida.

Si bien como suele suceder cuando uno está a gusto, la charla se fue dilatando hasta el punto que cuando quisimos darnos cuenta, ya pasaban unos minutos las ocho. Hora oficial de la salida.
Pero no nos importó. Pues –como suele suceder también-, “sarna con gusto no pica”… Y la verdad es que allí fuera, rodeados de amigos… se estaba muy, pero que muy a gusto…

Pero había que hacer un pensamiento… pues la ruta que nos esperaba era importante. Así que ni cortos ni perezosos, nos fuimos repartiendo los puestos en el grupo de ruta. Preparándonos así para la partida…

En primer lugar, quien suscribe. Que aunque tengo el mismo sentido de la orientación que un pato saliendo de una lavadora después del centrifugado… en ésta ocasión –como en casi todas en la que vamos a esa zona- me gusta guiar al grupo por tierras por las que tengo un apego y sentimiento tan especiales…

En segundo lugar, Canadian. Seguido de Pepe, K-RloteS, Tito… Y cerrando el grupo motero, Jordi. Con su estupendísima Honda Shadow 600, como Moto Escoba del grupo.

Y por último… Choppers, Montse e Iván… en el coche familiar. A la cola del grupo, y protegiendo a éste por la retaguardia.

Salimos de Vilafranca… y pillamos la N340 dirección Tarragona. Aunque nuestra primera parada iba a ser Bellvei.
Concretamente, la gasolinera de La Bleda II.
Donde llenamos depósitos las motos con menos autonomía… y todo aquél que lo necesitara.

Allí coincidimos con Carles. El compañero de Moterus… con quien fuimos la última vez –hace prácticamente un año exacto- a Miravet. “Causalidades” de la vida… je, je, je… Pues con él y otros compañeros, fuimos el veintisiete de marzo del año pasado, a visitar tan bonito pueblo.
Como dije… casualidades de la vida…

Estuvimos charlando con él, mientras los compañeros terminaban de llenar sus depósitos… y así pudimos conocer a Oscar y a su esposa. Que a lomos de una imponente Harley Policíaca… llegaron al encuentro con “El Águila”. Que así se apoda nuestro amigo de El Vendrell…

Una vez estuvieron llenos todos los depósitos… montamos de nuevo el grupete de ruta, y salimos de allí.

Iniciando así, y en ese preciso momento, la verdadera ruta de ida a Miravet!!

Salimos de la gasolinera… posando nuestros cauchos en nuestra vieja y entrañable amiga nacional.
Y uno a uno, sin prisa… pero sin pausa, fuimos devorando cuantos kilómetros encontramos de asfalto… je, je, je…

La niebla se portó… desapareciendo del camino a medida que nos alejábamos de l’Alt Penedès, y nos metíamos más y más, en tierras tarraconenses.
Aunque como veríamos más tarde… no era un “adiós” si no un “hasta luego”. Pues ese día todavía teníamos que sufrir su chorreada presencia en más ocasiones…

Bajamos pues –como digo- hacia Tarragona.

Aire fresquete… Cielo capotado… Pero a muy buen ritmo, y manteniendo siempre el grupo en perfecta formación.

Llegamos por nuestra amada nacional… pero empalmamos con la autovía A7, poniendo proa a Reus.
Donde pillaríamos otra nacional –la N420-, que nos llevaría diestramente hacia la comarca de la Ribera del Ebro.

Hasta allí, la ruta fue fresca… tranquila… y sin niebla. Pero acercándonos a Falset, nuestra húmeda y pegajosa compañera hizo de nuevo acto de presencia…!

Joder…!! Mira que llega a ser pesadita cuando quiere!

Bajamos el ritmo de la marcha… y proseguimos –seguros- uno tras otro, dibujando el trazado con destreza.

Pero el Gran Manitou quiso mostrar clemencia – seguramente agradecido a los múltiples sacrificios realizados en su honor las últimas semanas-, y no sólo quitó por unos kilómetros la niebla… sino que nos permitió disfrutar de sol en los tramos más bonitos de la ruta…! Je, je, je…
Curvitas abiertas… Vistas maravillosas… Una verdadera gozada, compañeros…!!

Pero… justo saliendo de esa zona, la niebla volvió a capotar todo lo visible… Y tocándonos las “fábricas de niños” como sólo sabe hacerlo ella… Volvimos a padecer su presencia intermitente, durante el resto del camino…

Estaríamos a pocos kilómetros de Mora, cuando Jordi –abriéndose paso con maestría en el grupo- se acercó a la cabeza para avisarme que el coche de Choppers se había parado…!

Así que busqué rápidamente un lugar donde detener el grupo sin problemas… y una vez estuvieron todos fuera de la calzada, me dispuse a retroceder para ver qué había pasado.
Pero no hizo falta… Pues apenas había recorrido unos metros, cuando vi aparecer el coche haciéndome luces para que no retrocediera más…

Ejem… Gajes de la ruta… je, je, je… Paradas de imperiosa necesidad, para aliviar necesidades básicas…
Y es que hay veces, que es necesario parar…

Como no hay mal que por bien no venga –ni bien que por mal no vaya-, aprovechamos el momento para echar un pitillo… estirar las piernas, y relajar los culetes…
Pero no sólo eso. Pues Tito también aprovechó para aliviar la bufeta…!
Y lo hizo envuelto en una musiquilla misteriosa… que poco más tarde descubriría que procedía de su móvil!
Razón por la cual, la batería del mismo desfalleció, impidiéndole hacer todas la fotos que hubiera querido echar…

A medio pitillo… oímos el sonido feo-feo que hace una moto al caer, cuando la cabalgadura de Canadian decidió tumbarse a la bartola.
Y es que su dueño no se percató lo suficiente de la sutil pendiente donde la aparcaba.
Así que la pequeña Shadow, cual manzana newtoniana… dejóse caer al vacío más escandaloso, ante los sorprendidos oídos de todos…

Por suerte, sólo fue un susto… y no se tuvo que lamentar desperfectos mayores que los morales, y algún que otro arañazo en el casco…

Sería algo así como las diez y veinte de la mañana. Así que no tardamos mucho en montar de nuevo en las burras… y tras salir –uno a uno – a la carretera, reemprendimos la ruta que estaba a punto de tocar a su fin.

Dos o tres kilómetros más tarde, llegamos a la rotonda de Mora de Ebro. Y girando a siniestra mano… pasamos por Benissanet… y llegamos –por fin- a Miravet!! Ole!!!

Una vez en el pueblo… y por aquello de no perder “la costumbre de la casa”, me despisté en el camino… y tuvimos que dar media vuelta… je, je, je… Para así, ir a la zona de la plaza donde teníamos pensado atracar las naves.

Dicho y hecho. Paramos motores… Acomodamos burricas… Y tras charlar un ratillo observando el cielo y la niebla del río, decidimos llegado el momento de saciar nuestros apetitos en uno de los bares de la plaza.

Y teníamos que hacerlo deprisa! Porque según el compañero Canadian… a eso de la una debería ponerse a llover por la zona. Y todavía teníamos que almorzar, visitar el castillo, pasar el río… etc.

Pero como lo primero es lo primero… nos fuimos a almorzar.

Nos sentamos en la terracita del bar… y tras pedir los bocadillicos de rigor, y las cervezuelas refrescantes… iniciamos la más divertida de las charlas almuerceras y simpaticorras.
Conversación que nos acompañó con los bocadillos… con los zumitos de cebada… y con los cafelotes.

Durante ese almuerzo, el Gran Manitou decidió mandarnos al padre sol a calentar el ambiente.
Y de qué manera compañeros!! Je, je, je…
Pues no tardamos en quitarnos las chupas… saboreando el piscolabis que venía a anunciarnos la llegada del buen tiempo, de la mano de la recién estrenada primavera…

El almuerzo… un diez!

Unos bocadillos de órdago… Unas olivillas exquisitas… Y un precio la mar de razonable.
Así que para la próxima… ya sabemos dónde tenemos que parar a almorzar… je, je, je…

De allí, tras liquidar la cuenta, decidimos ir al castillo.

Momento especialmente esperado por Iván… que ardía en deseos de penetrar entre las paredes de ese testigo milenario de nuestra historia.

Uno de los pocos –si no el único- castillo templario de nuestras tierras… reformado por el temple en el siglo XII.

El camino hasta el parking del castillo… una carreterilla sinuosa y empinadilla. Cuyo recorrido era menester hacer con el mayor tiento posible.

Llegamos al parking, y tras saltar del coche, el pequeño Iván nos sorprendió a todos con la habilidad que ostenta para subir paredes…!
Y como si del mismísimo Spiderman se tratara, escaló una de la pared de piedra de la base del castillo, contemplándonos desde las alturas, alegre y orgulloso de la proeza…

Y es que, a esa edad… je, je, je... Todos fuimos “cabras locas” que escalaban por doquier, demostrando elasticidad, ligereza y entusiasmo…!
Como dijo aquél: “Juventud, divino tesoro…”

Echamos unas cuantas fotos… y decidimos ir a la entrada del castillo, para visitarlo por dentro.
Momento que el compañero Bruce aprovechó para ir a echar un meíllo… mientras nosotros liquidábamos la entrada al recinto.

Pero un lamentable malentendido, entre nos y las chicas de la entrada… llevó a una confusión no menos lamentable… de la que nos darían buena cuanta más tarde, cuando el amigo se dispuso a visitar el castillo con nosotros.
Y es que nos cobraron sólo cinco entradas, cuando nos debían cobrar seis!
Pero… las chicas, estaban ojo avizor… y no se les escapaba una! Je, je, je…

Empezamos la visita, visitando las caballerizas. Enormes e imponentes, donde se adivinaba que otrora tuvieron que albergar, una buena cantidad de rocines…

Seguimos con una de las terrazas… donde se podía disfrutar de una vista espectacular del río en particular… y de la comarca en general.

Allí, nos echamos unas foticos… deseando haber pillado las gorras de las motos. Pues el Lorenzo empezaba a calentar de lo lindo, y nos quedaba mucho castillo por visitar…

Tito, que se despistó un poquillo por la terraza… fue seguido de cerca por K-RloteS. Quien no tardó en descubrir que el motivo del despiste del primero, no era otro que liberar –como si de un dirigible se tratara- un poquito de gas… je, je, je… Y para evitar daños colaterales perfectamente evitables, decidió “despistarse” por la terraza… je, je, je…

A todo esto, nos dirigimos a una segunda terraza. Y de allí, a un patio interior desde el que uno tenía acceso a la cocina, al granero, a la despensa…
Todo ello perfectamente indicado.

Y menos mal…!

Porque de lo contrario… nadie hubiera sido capaz de identificar entre las paredes medio derrumbadas unas, restauradas las otras, ninguna de las estancias mencionadas…

En un lateral del patio interior, había una escalera de madera que llevaba directamente a la iglesia del castillo.
Allí…pudimos escuchar –como en el granero minutos antes- la explicación que daba la guía a un grupo de visitantes.

Y allí también, descubrimos el acceso a unas escaleras de caracol… que tenían guasa para ser subidas…! Je, je, je…

Escalones ahogados y chupados… Angosta escalera… Y un cartel en la entrada, donde avisaba del número de escalones –cuarenta y siete- y del riesgo de caída a los que se aventuraran a subir.

Montse, Tito, Pepe y yo… decidimos quedarnos abajo y no escalar –por que es el verbo más adecuado al acto- las escaleritas de marras.
Y esperando, esperando… de allí no nos movimos.

Y ahora, recodándolo, me doy cuenta que creo hacía muchos años que no pasaba tanto rato dentro de una iglesia…!! Ja, ja, ja…

Cuando nuestros compañeros regresaron de la aventura escalonil… resolvimos emprender la marcha del castillo.
No sin antes pasar algunos por el excusado… mientras otros prendíamos pitillos en la puerta de salida.

Y de allí, a las motos!!

Que ya mismo era hora de tirar para el río a pasar en barcaza el Ebro, en el único “paso de barca” que queda en el país arrastrado únicamente por la corriente...

Llegando a las niñas, Tito descubrió que había perdido las llaves. Pero en realidad, no fue así…
Pues Pepe -que también se las dejara en su moto- al ir a buscarlas y descubrir las de Tito en la suya, decidió guardarlas para dárselas luego. Pero se las echó al bolsillo… y se le fue de la cabeza.
Así que cuando –llegando a las motos- vio que Tito las buscaba… esperó el momento adecuado para volverlas a poner en la cerradura de Águila Negra, y dejar que Tito las descubriera por sí mismo.
Menudo sustillo se pegó por unos minutos…! Je, je, je…

Montamos en las motos… arrancamos motores… Y después de recorrer la sinuosa carreterilla que va del castillo al pueblo, nos dispusimos para emprender ruta a la barca!!

Pero… no llegamos…

Y es que un aldeano nos avisó a medio camino del embarcadero… de que el barquero se había ido a comer.
Que también come el hombre… y ese detalle no lo tuvimos en cuenta…

Lo peor, Iván. Que se quedó si pasar la barca… con la ilusión que le hacía…!

Pero bueno. Para el verano tenemos pensado regresar de nuevo a Miravet… y lo primero que haremos será precisamente, pasar la barca.

Prometido!!

Así que allí parados. Destrempados y patidifusos… No nos quedó otra que marchar de allí, emprendiendo antes de lo previsto la ruta de regreso…

Yo tenía pensado llenar depósitos en Rasquera, al otro lado del Ebro. Y regresar por una ruta distinta a la de ida, bajando por Tibias y Vandellòs.

Pero al improvisar el regreso, emprendiéndolo desde Miravet… lo más lógico fue recorrer la misma ruta de la mañana, pero en sentido inverso.

Con lo cual… tiramos para Mora, por la N420… y mirando mí kilometraje, y haciendo cábalas mentales… Tenía muy claro que no me podía deslizar mucho antes de encontrar una gasolinera.

Por eso cuando llegábamos a la altura de Falset… decidí salirme de la nacional, para meterme en el pueblo. Y allí, efectivamente, descubrí la ansiada gasolinera que saciaría el apetito de nuestras pequeñas… je, je, je…
Principalmente, la de Jordi y la mía. Que eran las que tenían menor autonomía…

Pero como todos somos muy respetuosos con las normas de circular en grupo… Allí llenó todo quisque, que es lo que se tiene que hacer…

Una vez saciados los apetitos de las monturas, regresamos por donde habíamos venido, a la N420. Y así… la fuimos recorriendo hasta Reus, donde pillamos la T11. Y luego hasta pasado Tarragona… donde pillamos la N340.

Recogiendo así el simbólico ovillo de lana desplegado en la ida… y recorriendo sobre nuestros propios pasos la ruta disfrutada esa mañana.

Y es que la verdad, es que lo pasamos en grande en la ruta!!

Un orden genial… Un ritmo, de puta madre…!

Juntos, y en perfecta formación… nos entendimos genialmente en la carretera, como si lleváramos toda la vida rodando juntos…

Cada cual en su puesto… sin hacer el tonto, y sin correr más que el vecino.

Disfrutando de la carretera… Del paisaje… Y del buen tiempo…!

Aunque ciertamente, la influencia benefactora de El gran Manitou… se fue terminando conforme nos acercábamos a comarcas más cercanas a casa…
Y el solete que disfrutamos en Miravet, desapareció y se fue por donde había venido… Dejando un fresquete que ya no molaba tanto…

Llegando a la altura de El Vendrell… En uno de esos carriles de acoplamiento que hay con un “ceda el paso” al final del mismo, descubrí un vehículo recorriéndolo a su bola. Y no sé por qué… me dio que nos iba a traer problemas.
Así que aminoré la marcha sensiblemente, para acortar así la distancia con la segunda moto… y compactar de ese modo el grupete.

Pero el muy hijo de la gran puta –que otro nombre no puede tener alguien así-, se coló –por sus huevos- en medio del grupo!!
Poniendo así en grave peligro a todos los integrantes… y provocando una sonora pitada por parte de todos.

Qué rabia me dio!!!

Qué coraje y mala leche me entró por el cuerpo, cuando vi lo muy perros que pueden llegar a ser algunos hijos de mala madre, y de varios padres desconocidos…!!

Frené… paulatinamente y con toda la putería del mundo, para ver si así le tocaba un poco las narices, mientras aprovechaba para jiñarme directamente en todos sus muertos… Pero al final opté para apartarme, y dejar que pasara delante.

No vaya a ser que le dé un zapatazo al acelerador… y el susto me lo lleve yo. (Pensé)

Opel Astra, negro. 2816-DJV. He ahí los datos del vehículo de un conductor totalmente irrespetuoso con los demás usuarios de la vía, y sus vidas.

De verdad que no le deseo ningún mal grave. Pues ojala que viva muchos años…

Pero también ojala, que se pase más de la mitad de los años que le quedan de vida, con un terrible dolor de muelas!! Por cabrón!!

Y bueno… la cosa no fue a más –por suerte-, y seguimos ruta por la N340… con destino a Vilafranca.

Llegando a la capital de l’Alt Penedès… pusimos rumbo al Monterrey. Pero al descubrir que estaba cerrado… tiramos para el Moreneta, que está cerquita.
Y allí, después de aparcar a nuestras niñas… nos despedimos dolorosamente de Choppers, Montse e Iván.
Y es que el pequeño, a eso de las cuatro de la tarde, tenía Esplai. Y no era cuestión que llegara tarde…

Con lo cual… besitos, abrazos y achuchones, con todo el dolor del corazón… y hasta la vista compañeros!!!

Un verdadero placer haber podido coincidir, y compartir ruta con vosotros… A ver si no tardamos mucho en compartir otra…!! Que con gente como vosotros… da gusto!!

Nos sentamos en la terraza… y un pseudo-simpático camarero, nos atendió lo mejor que pudo… y tras tomarnos nota, nos trajo los refrigerios que iban a refrescarnos gaznate y ánimos…

Le pedimos también, unas tapillas. Pues aunque la idea primigenia de la salida, era quedarnos a comer por ahí… el reloj apremiaba, y no era cuestión de dilatar mucho más que el regreso.
Máxime, cuando Tito no había dormido… y era cuestión de no llegar demasiado tarde, para que pudiera hacerlo antes de entrar de nuevo a trabajar.

Bravas, boquerones, sevillanos y chocos… fueron las tapas elegidas para el pica-pica.

Y mientras pinchábamos… repasábamos los mejores momentos de la salida, a la vez que los revivíamos con toda la ilusión todavía caliente.

Pero como digo, el reloj apremiaba… Así que en cuanto dimos buena cuenta de las tapas, nos dispusimos a liquidar cuentas para marchar.

Entramos dentro… liquidamos a escote lo servido… Y un Jordi dicharachero y cachondón, insistió en invitarnos a cafelote!

Bueno… a Tito le invitó a un “cortado especial”, consistente en un vaso alto con unos pedazos de roca de hielo… y el líquido de una botella cuya etiqueta –por no hacer publicidad- diré que empezaba por “Bai”… y acababa por “ley’s”... je, je, je…

Con lo cual, echamos un pitillín cafetero en la terraza, agradeciéndole el detallazo al compañero. Que la verdad es que aunque la mayoría le acabábamos de conocer… a todos nos cayó mucho mejor que “de puta madre”… je, je, je…

Y ya… tras los cafetines… Emprendimos definitivamente la marcha!!

Que el tiempo estaba cambiando… y bien parecía que pudiera llover en cualquier momento…

Y además, el pobre Tito… necesitaba como agua de mayo, pillar la piltra e ir para el sobre…!

Arrancamos motores, mientras nos íbamos despidiendo unos de otros.

Besitos y achuchones… Abrazos y arrumacos.

Todo para despedirnos… y desear volver a vernos bien pronto. Para repetir algo –cuanto menos- tan especial como lo de aquél día...

Pepe, se quedó en Vilafranca….

K-RloteS, Canadian y Jordi… siguieron por la N340 dirección Vallirana…

Y Tito y mi menda lerenda, bajamos por la C15, dirección Canyelles… Para luego pillar la carreterilla que nos llevaría hasta La Blanca Subur.

Punto final de la ruta… y donde nos separamos –cada cual a su casa- a descansar para ir a currar por la noche…

Felices y contentos, satisfechos y orgullosos, de haber disfrutado como enanos, de una de las rutas más especiales de AMICUS…!

Pero sobretodo, por haberlo hecho en compañía de tan buenos amigos… De tan buena gente…!!

Y es que poder compartir momentos tan especiales, con amigos tan cojonudos, no tiene precio compañeros!!!

A ver si bien pronto repetimos, que ya se os echa de menos….!!

Hasta la próxima!! Oh, yeah…!!!!


NaClu2!!!