diumenge, 22 d’agost del 2010

Salida inconcreta...

Por Jaqueton:


La salida del veintidós de agosto, haciendo honor al nombre con que fue bautizada... fue completamente, y en todo el amplio sentido de la palabra, inconcreta. Nunca mejor dicho…

Comencemos:

La mañana empezó como casi todas las mañanas de salidas. Me levanté... hice mis historias varias con las que me entretengo hasta que me despierto, y tras meterme el chute cafeínico de rigor, pasé por el túnel de lavado que me dejó lustrosito y preparado... je, je, je...
Luego, partí a despertar a mi pequeña, dulce y adorable Bilú It... y salí a carretera con la ilusión, la esperanza, y el cosquilleo inguinal que me produce la perspectiva de una mañana motera, almuercera, rutera y amistosa.

Vamos, como siempre…

Llegué al Monterrey... y lo encontré cerrado!! Pasaba no más de media hora de las siete del día, y el garito estaba cerrado a cal y canto. Qué raro...!
Así que empecé a deambular por la acera, arriba y abajo. Contando baldosas... Descubriendo rincones... Y cuando ya estaba un poco -hablando en plata- hasta la polla de la espera, descubrí un cartelico en la puerta, que rezaba: "vacaciones"

Me cagüen la puta!! Yo allí esperando... y no abrirían hasta el veintitrés!!!

Como suele suceder, las cosas no pasan porque sí. Por casualidad... Las cosas -me gusta pensar a mí-, pasan por "causalidad". Y he aquí uno de los ejemplos más claros de ello…

A pocos metros del Monterrey, hallé otro garito abierto.
De hecho, está pasando la rotonda... y a como treinta metros, descubres a tu diestra, un boliche llamado "Mesón Moreneta".
Y allí que acudí... Pedí el carajillete, dejé el casco, y me dispuse a avisar a Moli del cambio de local.
Pero no hizo falta, pues en menos de un minuto, ya tenía al amigo doblando la esquina y dirigiéndose al Monterrey. Parándose en la puerta, y extrañándose casi tanto de la puerta cerrada, como que yo no estuviera allí.

Cuando por fin conseguí que me oyera -pues no eran horas como para andar gritando por la calle-, puso rumbo al Moreneta... y tras pedir un cortadete, nos dispusimos a disfrutar del mejor de los momentos de los días moteros.

Allí sentados, nos dedicamos a charlar... a debatir... a -en un par de palabras- disfrutar de la mañana y de la compañía.

Allí sentados, descubrimos que el horario del nuevo garito nos permitía reunirnos allí hasta la hora que fuera menester... pues abren a las seis, y no cierran hasta la una de la madrugada -en invierno, y en verano, a las dos.

Así que nos propusimos que sería una muy buena idea tener el Monterrey como punto de encuentro para las salidas... y el Moreneta, para las reuniones cerveceras de media tarde.
Bueno… reuniones, cenas o encuentros varios, que por horario -pues cierran a las ocho-el Monterrey no puede albergar.
Y de este modo, tener todo (punto de encuentro y local para reuniones) en la misma zona.
Pues es un lugar estratégica y geográficamente perfecto para todos... Donde se puede aparcar fácilmente. Donde no molestamos a nadie. Y sobre todo, muy fácil de indicar a cualquiera que no conozca Vilafranca.

En éstas estábamos, disfrutando del café, de la charla, y de las ideas... cuando descubrimos que el reloj, inexorable como siempre, seguía avanzando... y a poco estaba de dar las ocho y media!
Así que imperaba la necesidad de decidir prontamente un destino.
Y aunque desde el foro ya había un par de propuestas hechas, decidimos que lo que más se ajustaba a las necesidades del momento, era ir a Ca la Conchita.
Un lugar relativamente cercano y barato, al que siempre es un placer acudir.

Huelga decir que yo ese día curraba de tarde, y disfrutando como estábamos de la conversación... me convenía no alejarme mucho. Y la perspectiva de ir hasta Les Peces, de continuar la conversación allí, y muy especialmente, de meternos entre pecho y espalda uno de esos bocatas que prepara la Conchita... era -a poco- la mejor de las propuestas...!

Arrancamos pues las burricas, y emprendimos el camino -capitaneados por Moli- hacia Les Peces... Pero dando una estupenda vueltecilla por Sant Jaume del Domenys, y acabando saliendo a la vieja carretera de Valls, casi a la altura de la rotonda que te mete para el garito de nuestros anhelos más triperos.

Llegamos a Ca la Conchita... Dejamos las motos aparcadas a la sombra de un arbolejo... Y nos dispusimos a sentarnos en el interior, donde no tardamos más de dos minutos en pedir un par de "Miguelitos".
Que así han bautizado ese increíble y suculento bocata, mitad hamburguesa, mitad maná.... je, je, je...

Y nada... Allí mismo, reemprendimos la charla, pedimos cervecillas... y nos dedicamos en cuerpo y alma -más en cuerpo…- a la segunda mejor cosa que se puede hacer en una mañana motera: Almorzar!!

Así que almorzamos... Cafeteamos... Terminamos con todos los temas habidos y por haber... Y cuando nos dimos cuenta que se acercaba la "hora del ángelus", decidimos partir para buscar un garito donde cervecear un rato más, antes de acudir cada cual a su casa.

Salimos de Les Peces, con intención de volver a Vilafranca a echar la cervezota. Pero como la carretera se volvió lenta y repleta de domingueros, y la hora no era muy temprana... decidimos parar allí mismo. En Bellvei.
Donde buscamos un garito terracero, y aparcamos las niñas con la sana intención de refrescar nuestros gaznates.

Allí nos echamos unas claritas...

Olimos a la marihuana que algún terracero vecino se estaba fumando...

Y cuando la hora se hizo demasiado tardía como para plantearse repetir bebercio, partimos cada cual para su keo, satisfechos por el buen rato pasado.

El amigo Moli, para Santa Oliva... Donde le esperaban Lourdes y David, para comer.

Y yo, para La Blanca Subur... donde me esperaba mi querida Anna. Con quien comí frugalmente, para luego partir al "matadero" a dejarme allí ocho de mis preciadas horas, en la peor de las maldiciones bíblicas: El trabajo.

Y de este modo, terminaba la salida del pasado veintidós de agosto.

Salida que como decía al principio, hacía honor como ninguna otra a su título.
Pues la llamamos "salida inconcreta", y ciertamente, nada de lo que hicimos aquél día estaba preparado o propuesto.
Empezando por el boliche cafetero... Siguiendo por la ruta, el lugar donde el almuerzo, y terminado por las cervecillas de fin de ruta.

Vamos, que todo fue improvisado e inconcreto. Decidido sobre la marcha... y disfrutado plena y sencillamente.

Como tiene que ser... Oh yeah!!

NaClu2!!!