diumenge, 19 de juliol del 2009

Regreso a Can Joan. OLESA DE BONESVALLS.

Por Jaqueton:


Diecinueve de julio… el día después de una estupenda salida a por pastissets… y volvimos a salir…!
De puta madre!! Je, je, je… Que estas cosas no empachan…!

Quedamos –como empezaría a ser costumbre al menos durante los meses de verano- en hostal El Foix, en Cubelles.
Allí nos vimos el compañero inconmensurable, Moli… y el incansable de Fredy.

Echamos el cafelote en la ventanica socorrida que tienen en el boliche… charlica mañanera… y tras llenar depósitos, emprendimos el camino a Olesa de Bonesvalls! Donde pensábamos almorzar, y de donde pensábamos luego partir hasta Cubelles, a echar unas cervezotas en el Hollister.
Nuevo bar motero de la zona, que teníamos que conocer.

Como siempre, el camino relajado y tranquilo… a un ritmo más que bueno, y pasado Avinyonet, comenzamos las curvitas que nos llevarían hasta un estupendo almuerzo híper energético… je, je, je…

Llegamos a Can Joan cuando todavía faltaban unos minutos para abrir. Así que elegimos una mesa en el chambao, y nos dispusimos a esperar…

Ya habíamos pedido unas estupendísimas manitas de ministro… cuando llegó hasta allí el amigo Jaume –a quien habíamos conocido en el anterior almuerzo en el garito-, y como no le gustó nuestra mesa… tras saludarnos se sentó en una menos soleada con su acompañante.

No habrían pasado ni tres minutos, cuando decidimos pasarnos a la otra punta del chambao, donde el sol tardaría bastante en llegar, y donde almorzaríamos mucho más a gusto. Qué razón tenía Jaume…!

Jaume, y su compañero –de quien no recuerdo el nombre-, decidieron hacer como nosotros y mudarse de mesa. Concretamente a la nuestra, que como era redonda y con un montón de sillas… nos sirvió estupendamente para confraternizar alegremente, alimentando el alma al tiempo que nuestros estómagos.

Así que almorzamos… conversamos del mundo de las motos, de la mecánica, de… Y tras los cafelotes, y algún que otro chupito… decidimos levantar campamento y emigrar hasta un bareto que nos aconsejó el compañero Jaume.

Por cierto, que Jaume traía una Ducati 900, que según nos contó… estrenó él mismo veintitantos años ha. Una verdadera belleza, sí señor….! Y su compañero, llevaba un scooter. Pero claro, se entiende, pues el hombre llevaba el pie vendado por un accidente del día anterior.
Si mal no recuerdo, el ancla de un barco, que quiso cortarle las uñas del pie derecho, de un golpe…

En fin, que salimos raudos tras de nuestros dos compañeros de almuerzo… pero como era de esperar, y como ellos jugaban en casa… nos sacaron sensible diferencia en un periquete. Y a la postre, llevábamos delante a un coche de los mossos, al que no podíamos adelantar porque llevaban un montón de ciclistas delante suyo…

Justo antes de llegar a Avinyonet, se dobla a izquierdas… y en lo alto de la cuesta uno va a parar a un lugar llamado Ateneu, donde se conoce que dan unos almuerzos braseros, de órdago…!

Llegamos allí, no sin antes despistarnos hasta que encontramos a Jaume que nos esperaba… y nos guió hasta las puertas del establecimiento. Y cual no fue nuestra sorpresa, cuando descubrimos que aquél día se celebraba allí un encuentro de clásicas.
Bueno, de clásicas… y de clásicos…! Porque había un tractor y alguna máquina, de esas que vivieron la Primera República… je, je, je…

Allí echamos unas cervezotas –sin alcohol e insípidas-, algunos unos cavitas o una copita de Magno… y justo cuando iba a empezar no sé qué carrera de motos –no estoy muy enterado de esas cosas-, nos despedimos amigablemente… con la intención de reencontrarnos cualquier día, y repetir jornada…

Así pues, desde allí… re-andamos nuestros pasos. Fallo mío, pues si la intención primigenia era acudir a Cubelles, lo suyo habría sido tirar para Canyelles al cruzar Vilafranca… Pero me despisté y seguí recto por la N-340.

Cuando llegamos a L’Arboç… paramos a informarnos de la hora, y calcular lo que haríamos.
Era algo más de la una del mediodía… y la intención era presentar en La Negra la parrilla porta-equipajes que Fredy había hecho para Moli… y si a eso le sumábamos echar la cervecilla, se nos iba a hacer sensiblemente tarde.
Así que acordamos acompañar a Moli hasta su casa en Santa Oliva.

Una vez allí, salió la idea de echar un refresquillo en un bar cercano a la casa de Moli… pero el compañero Fredy “andaba lleno”, y acordamos mejor dejarlo para otro día con más tiempo, y espacio en nuestros estómagos… que en verdad andaban repletos de alimento, líquido y alegrías…

Así pues, emprendimos el viaje de regreso –tras despedirnos efusivamente de la Moli’s Family-, y a la altura de Cubelles… observé que el amigo Fredy desaparecía por la carretera vieja a Vilanova…

Y ahí terminó nuestra salida de aquél domingo veraniego, a la espera de próximas y más divertidas aventuras…!

Que como es costumbre, no tardarían mucho en llegar….

NaClu2!!!!