Por Jaqueton:
A veces, las cosas salen bien sin prácticamente uno proponérselo…
Sin necesidad de comerse mucho la cabeza, ni de programarse con excesiva antelación, los astros se alinean de una forma caprichosa… y todo sale a pedir de boca…!
Un claro ejemplo de ello, es la salida de ésta semana.
En un principio anulamos la salida del día tres, porque no nos iba demasiado bien a ninguno…
Y para desquitarnos un poquillo del mal rollo de anularla… decidimos proponer un almuercete tranquilo para el día nueve.
Nada…
Simplemente un almuercete que nos sirviera de excusa para luego echar una rutilla… y posteriormente –con las cervezuelas-, unas risotadas… Je, je, je…
La cosa era almorzar en el Monterrey, para luego bajar por la carreterilla de Begues hasta Castelldefels. Donde echaríamos los zumitos de cebada.
Y de allí, cada cual a su casa después de haber pasado un ratín agradable…
Pero como suele suceder en AMICUS… Las cosas se proponen. Y luego el destino, la providencia, o “llámalo equis”, deciden.
Y ésta salida no iba a ser menos…
La noche antes, la pasé en el curro… esperando pacientemente que llegara la hora de la partida.
Y cuando ésta llegó… y con ella, el amigo y compañero Tito… partimos juntos a lomos de nuestras pequeñas, en busca de nuestra vieja conocida C15. Que como viene pasando desde hace unos meses… cada vez que la pillamos la encontramos más cambiada –debido a las interminables obras que se está realizando.
Subimos por ella, en busca de Canyelles… Donde íbamos a llenar los metálicos y golosos estómagos de nuestras monturas.
Y una vez estuvieron estos repletos del octanado elemento… emprendimos el último tramo hasta la capital de l’Alt Penedès… En busca de nuestro punto oficial de encuentro: El Monterrey!!
Allí encontramos los compañeros Pepe, Jordi, y Pitu.
Éste último, al que íbamos a tener el gusto de conocer esa misma mañana. Orgulloso poseedor de una despampanante Hyosung ST7, que con apenas dos semanas de vida, y unos mil doscientos kilómetros en sus gomas… presentaba la estampa propia de los vehículos recién estrenados.
Limpia… Bonita… Lustrosa… Un placer para la vista…! Si señor!!
Pepe, con gafas-espejo de poli norteamericano… Y Jordi -cachondón como siempre-, que había llegado por nuestra vieja y querida amiga N340…
Abrazos, achuchoncillos, y apretones de manos propios de los sentimientos del momento. Y es que todos teníamos muchas ganas de vernos…!! Je, je, je…
Habida cuenta que después de una ruta como la que nos pegamos para Miravet… Uno ya regresa a casa con el “mono” de salir de nuevo, y revivir el placer de la brisa con los amigos…!!
Allí estábamos los cinco, realmente extrañados de que el compañero K-RloteS no hubiera llegado todavía… Algo realmente raro…
Pero como nos contaría poco después, esa mañana se le habían pegado las sábanas…
Bueno… tampoco es que pase nada. Pues es lógico que de vez en cuando cueste - y más si uno se lía hasta tarde viendo alguna película- levantarse de la piltra… Je, je, je…
Lo que sí nos extrañó, y mucho, fue que el Monterrey estaba cerrado!!
Y por lo que rezaba el cartel que había en la puerta… estuvo cerrado el viernes tarde, e iba a estarlo el sábado y el domingo…
Así que mientras llegaban los amigos Choppers y Montse, decidimos sustituir –por una vez, y sin que sirva de precedente- a nuestro querido Monterrey… por otro bareto que hay unos centenares de metros más al oeste.
Y de cuyo nombre no puedo acordarme, pues no me fijé…
Como digo, llegaron los amigos de Igualada… Y sin que se quitaran los cascos, partimos todos juntos para nuestro nuevo destino almuercero.
Donde –tras aparcar las burricas- nos dedicamos a saludarnos como es debido…!
Y es que -como dije antes- las ganas de vernos de nuevo estaban a flor de piel. Y por lógica, conforme nos fuimos viendo… nos fuimos emocionando por el reencuentro.
Echando en falta en todo momento al amigo Canadian. Que lamentablemente no pudo acudir a ésta cita… Y al que esperamos poder pegar los abrazos que se merece, el próximo día diecisiete.
Ya estábamos todos? No. Jordi nos comentó que faltaba un amigo suyo –y espero que nuestro también- que había tenido que llevar a su mujer… y que después se personaría en el almuercete.
Así pues… sólo restaba tomar asientos en la estupenda terracita, para dedicarnos al momento más suculento del día! Je, je, je…
El camarero del establecimiento, nos echó una mano en la remodelación terracera que aplicamos a sillas y mesas, para crear así una mesa capaz de albergar a todos los que allí nos juntamos…
Qué bonitas se veían las burras. Unas al lado de las otras…!
Y qué bonitos nos veíamos nosotros… bajo el sol… sentaditos… y disfrutando de la mejor de las compañías…!!
El camarero nos tomó nota… y tras traer los bebercios y unas olivillas para relajar la espera bocadillera, nos dejó allí charlando… echando fotos… y disfrutando del joven Lorenzo que calentaba nuestras almendras…
Llegaron las pitanzas… en forma de estupendos bocadillos, que empezamos a saborear golosamente…! Y qué buenos estaban!!
Diríase –por las pintas- que estaban hechos con pan horneado en leña… Pero no creo… O quizá sí. Quién sabe…!
Ya lo preguntaremos la próxima vez que vayamos. Porque con lo bien que se portaron, seguro que nos pasaremos alguna otra vez por allí… je, je, je…
Llegando la hora de los cafeles… llegó un motero a lomos de una bonita nacked. Felipe! Que así se llama el amigo de Jordi al que estábamos esperando… Y que llegaba justito para la tertulia cafetera…
Allí estuvimos cafeteando… Y allí surgió la idea de alargar la ruta prevista hasta Castelldefels… haciéndola continuar por Las Costas hasta La Blanca Subur.
Y así, pegarnos una bonita ruta curvera donde las haya…!
La verdad, es que esa era labor –la de decidir tal cosa- más propia de los compañeros de al otro lado de las costas del Garraf… Pues el resto, íbamos a recorrer la sinuosa carreterilla para volver a casa.
Pero ninguno objetó nada al respecto… y además, tomaron con entusiasmo y alegría la propuesta.
Algo totalmente loable… que les honra. Muchas gracias compañeros!!!
La verdad es que es un placer rodar con todos vosotros…!!!
Llegó la hora de partir. No recuerdo qué hora era… pero los cafelotes ya se habían terminado. Los pitillos –uno a uno- se fueron apagando… Y como la charla podía ser que continuara peligrosamente… Decidimos levantar campamento antes de que a alaguno se le ocurriera repetir cafelotes…!
Fuimos todos para adentro, y allí el compañero Jordi se invitó a los cafelotes! Muchas gracias company!
Liquidamos bocadillos, refrescuelos y cervezotas… Y pa’ las motos falta gente!!
Nos preparamos para la partida… Cuando llegó un motero a lomos de una Harley Davidson Sportster, preguntando si había concentración por la zona.
A lo que le respondimos que no. Que nosotros estábamos allí por el desayuno…
Así que se despidió, y se fue a desayunar al Moreneta.
Otro día –si le vemos más pronto- le conoceremos…
Nos preparamos –como digo- para la ruta. Y planeamos llenar depósitos, a la salida de Vilafranca… pues no teníamos muy claro la distancia real que íbamos a recorrer con el nuevo itinerario concebido con los cafelotes…
Montamos el grupo con Tito a la cabeza, seguido de Choppers y Montse, Pepe, Pitu, K-RloteS, Jordi , Felipe… Y cerrando el grupete, mi menda lerenda en posición de Moto Escoba. (A buen santo se encomendaban… je, je, je…)
Y partimos!!
Salimos de allí… entrando en nuestra vieja amiga nacional, hasta la gasolinera de marras. Donde abrevamos las burras en un periquete…!
Salimos de allí… y seguimos por la nacional hasta Avinyonet del Penedès. Donde viramos a estribor… para pillar la carreterilla a Olesa de Bonesvalls.
Carreterilla sinuosa donde las haya, que recorrimos a un ritmo más que fenomenal.
Guiados en todo momento por el compañero Tito… que procuró –como Capitán de Ruta- que el grupo se mantuviera compacto. Sólido. Ligeramente elástico… Y en todo momento liviano, al recorrer uno a uno, los kilómetros que componían aquella serpiente asfáltica que recorre los montes del Garraf…
Pasamos por delante de “Can Joan”… y graciosamente tomamos la curva de izquierdas que se dibuja en sus puertas.
Llegamos a Olesa… y de allí, para Begues! Donde pillamos el desvío a Gavà.
Cuya carretera, escondía las dos o tres curvas más cerradas y empinadas de toda la ruta… Que trazamos en grupo, con el compás y consonancia más propios de un ballet ruso, que de unos moteros… je, je, je…
Y es que realmente esa mañana, más que rodar, parecía que bailábamos con el asfalto.
Bailábamos un vals con las curvas…
Y qué bonito es, cuando se hace a ese ritmo!
Ritmo que te permite disfrutar a partes iguales, de la carretera, del paisaje, y de los amigos…
Aquí y allá, nos cruzamos con otros compañeros moteros a los que saludábamos amigablemente.
Unos de cara… y otros, porque –con ansias más “circuiteras”- nos adelantaban en los tramos más seguros.
Pero nosotros… Seguros de lo que nos gusta, seguimos rodando a nuestra “bola”… disfrutando de la soleada salida que nos había preparado el buen amigo Gran Manitou.
A quien en ésta ocasión, no hizo falta hacerle ningún sacrificio…
Qué bueno es el Gran Manitou cuando quiere…!! Je, je, je…
A todo esto… llegamos a Gavà. Y de allí, tiramos para Castelldefels… donde pillamos la autovía que nos llevaría inequívocamente hasta la entrada de las costas.
Y ahí empezó el último tramo de tan rica ruta curvera…
Ahí, uno tras otro, fuimos encarando las curvitas que se dejan dibujar a un ritmillo más que bueno y goloso.
Ahí, sin prisas, pero sin pausas… fuimos alcanzando el éxtasis del buen gusto motero en cada curva, cuando ésta nos descubría ante nuestros ojos, una mar mediterránea plana. Brillante. Cálida y amigable…
Poco a poco… nos fuimos acercando a nuestra querida Sitges. Punto final de la ruta… y destino en el que saciaríamos la sed que el Lorenzo había hecho nacer poco a poco en nuestro gaznates.
Tito, Capitán de Ruta sin par, nos guió a la entrada de la villa… llevándonos para vías poco transitadas. Ara así llegar a Can Gregori de la forma más ordenada posible…
Y llegamos!
Y así, dimos por terminada aquella ruta mañanera y divertida, que nos sirvió para digerir el almuerzo de Vilafranca… dejando sitio así al vermouthillo que nos íbamos a meter… je, je, je…
Sólo tuvimos un pequeño problema. Y es que las ocho motos no cabían juntas en el cacho de acera colindante al establecimiento… y tuvimos que distribuirlas aquí y allá, de la forma más correcta posible.
Tito, K-Rlotes, Sindo y Pepe, las dejaron al lado del bar restaurante. (Junto a las mesas de la terracilla)
Pitu… en la acera de la esquina de al otro lado del callejonzuelo.
Y Felipe, Jordi, y mi menda lerenda… en el propio callejonzuelo, en un apartadero que dibuja el perímetro de las casas que allí hay.
Bueno, yo, un poco más apartada de la pared… porque allí había un mojón enorme y espatarrado, que cualquiera se atrevía a apartar…! Ja, ja, ja…
Era algo más propio de las vacas del pirineo… que de un pueblecito costero como el que visitábamos…
Así que no le dijimos nada. Dejamos allí las bichas… Y sin despertarle, nos fuimos todos a tomar asiento en la terracilla que forman las tres o cuatro mesas que hay en la misma puerta del establecimiento…
Allí, pedimos cervezuelas varias… Coca-colas… y algún cafelito.
Y como es costumbre sana de nuestros amigos del garito… nos obsequiaron con varios platillos de olivas, alguno de papas, unos de montaditos de embutido… En fin. Picoteos varios, que harían bajar la cerveza… y como dijo la guapa camarera, nacer nueva sed en nuestras gargantas… je, je, je…
Si por la mañana, al sentarnos en la terraza almuercera, empezó el momento más suculento del día… Allí nació el momento más divertido, cachondón y gracioso! Porque… entre sorbo y sorbo de zumito de cebada, y bocado y bocado de picoteo variante… salían chistes, gracias y coñas, que provocaban las risotadas más desternillantes y desvergonzadas a propios y a extraños…
Y es que no sólo nosotros estábamos atentos a los chistes… También los clientes que salían a fumar a la puerta del boliche lo estaban! Y las camareras!
Y hasta la dueña!!
Que ni corta ni perezosa… se acercó a la mesa y nos contó un chistecillo…!! Ja, ja, ja…
Tan a gusto estábamos… que repetimos bebercio, pidiendo una nueva ronda.
Ronda que vino acompañada de unos taquitos de queso y jamón… y que nosotros aliñamos como es debido, con una nueva tanda de chistes…
A todo esto… La hora fue apremiando, y aunque las ganas de moverse eran más bien pocas… tuvimos que tomar la más dolorosa determinación del día:
Dar por terminada la salida… despidiéndonos unos de otros, hasta la próxima.
Y nosotros, que ante todo –mal no lo parezca- somos gente responsable… es precisamente lo que hicimos.
Pedimos la cuenta… la liquidamos allí mismo… y nos levantamos con la intención de abrazarnos, besuquearnos y despedirnos unos de otros.
Pues desde allí, cada cual tiraría por caminos bien distintos…
Pepe, Sindo, Montse, y Pitu, hacia Vilafranca, Plà del Penedès, e Igualada.
K-Rlotes, Jordi y Felipe, recorriendo nuevamente las costas… hacia Castellbisbal, y L’Hospitalet.
Y Tito y yo, que nos encontrábamos en nuestro pueblo… tiraríamos para el parking a guardar las burras. (Aunque en nuestros corazones ansiábamos montarnos nuevamente en ellas, y hacer un poquito más de ruta… je, je, je…)
Y así fue como nos despedimos de todos!
Felices y satisfechos, por la hermosa mañana pasada con nuestros amigos...
Contentos y alegres, por el buen tiempo disfrutado…
Pero sobretodo, ansiando que llegue la próxima… para disfrutar nuevamente de todo!! Oh, yeah…!!!
Y a ver si para la próxima no nos falta el compañero Canadian… Que la verdad es que se notó –y mucho- su falta…
Un pedazo de abrazo a todos!!!!
NaClu2!!!
dissabte, 9 d’abril del 2011
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