El domingo catorce de junio, la historia iba de un buen almuerzo… y ruta de ida y vuelta curvera y divertida.
El compañero incansable, inconmensurable e inefable Fredy, y mi menda lerenda, quedamos en un bareto chulo de Roquetes, de temprana abertura… donde libaríamos cafeles y echaríamos algún pitillo, como paso previo a la salida…
Antes, saliendo de La Blanca Subur, tuve la desagradable experiencia de encontrarme con los gossos de la nostra terra, parando coches en un control alcoholémico, premeditado, alevoso… y a mala leche. Y aunque reconozco que tristemente es necesario que esta clase de actos ocurran –nos va a todos la vida en ello-, también reconozco que me tocó los cojones sobremanera tener que hacer cola hasta llegar al “número” que –al reconocer en mí a alguien que se acaba de levantar- me dejó pasar sin mayores problemas. Pero ya me había hecho perder casi media hora por el jeto…! Y es que allí tenían parados como medio centenar de coches!! La cola empezaba en la enorme rotonda de entrada en Sitges… e iba a terminar –aunque sus límites crecían por momentos- un poco más allá de La Masia. Los que hayan estado en Sitges, sabrán que hablo de un buen cacho… si tenemos en cuenta la hora, y la cantidad de latas paradas…
Total, que para llegar a tiempo a mí cita baretera con Fredy, ya no puse gasofa y tiré para allá, donde echamos el café y cagamos millas para la gasolinera más próxima.
Fuimos a la Cepsa de turno, donde una cerdota si miras más allá de sus narices –cumpliendo órdenes por supuesto- se negó a abrirme el grifo para llenar. Argumentando que antes tenía que pagarle el octanado elemento… Y eso que le ofrecí –cosa que siempre me he negado a hacer cuando me lo han pedido- el DNI y la tarjeta de crédito, en calidad de rehenes…
Me decía –y de ahí no la sacabas- que le tenía que “pagar” antes de poner! La muy….! Pero cómo voy a saber exactamente cuánto le va a caber al pequeño deposito de mi amor??
Así que la mandé literalmente a la mierda, y decidí arriesgar el tipo, para llenar, más tarde, sobre la marcha…
Hicimos –muy a gusto, por cierto- la carretera del pantano. Que siempre me ha gustado hacerla de subida… Donde salvo dos o tres R’s que nos encontramos al principio… no tuvimos más sustos-disgustos en todo la serpientica carretera.
Así llegamos a L’Arboç. Donde debía esperarnos el amigo Moli. Y en caso contrario… deberíamos continuar la marcha, pues si no estaba a la hora, era porque no podía salir…
Ergo, si no estaba, es por que no había ido…. Je, je, je… Y así fue. El amigo Moli no pudo salir ese día, pues los quehaceres domésticos pesaron más que la ruta dominical. Algo y totalmente lógico por otro lado…
No estaba, y con todo el dolor de nuestros corazones proseguimos con la ruta. Esta vez… por la popular y encantadora N-340…
Un poco más adelante –llegando a Vilatranca del Penedret- llené el depósito de mi pequeña, atendido por una simpatiquísima muchacha “del este” que se encontraba llenado el buche en el mostrador. Y al poco, llegábamos a Avinyonet del Penedès; donde pillaríamos una curvera carreterilla que había de llevarnos hasta Olesa de Bonesvalls. Concretamente, a Can Joan.
La llegada al restaurante fue tranquila. Poco a poco… fuimos devorando –sin prisa pero sin pausa- aquella serpenteante carreterilla… Y faltando unos minutos para las nueve de la mañana, descubrimos un goteo incesante de futuros clientes que –como nosotros- esperarían pacientemente ante las puertas a que abrieran el local y nos dieran a todos de yantar…
Finalmente, nos sentamos en una mesa para dos –muy romántica ella- que había en un rincón del chambao que hay ante el local; y en la mesa de al lado… se sentó un enorme tipo tostado por el sol, y con casi tanta hambre como nosotros.
Se sentó dispuesto a continuar la charla que empezamos los tres durante la espera a la apertura del garito.
El hombre –Jaume se llama-, nos aconsejó justo antes de que nos tomaran nota, que pidiéramos pies de cerdo… pues según él, no habíamos en la vida cosa igual…
Así que ambos –Fredy y yo- decidimos cambiar nuestras primigenias elecciones… y probar aquellos exquisitos –según Jaume- pies de gorrino… y no veáis que almuerzo nos pegamos!!!
Qué maravilla de “manos de ministro” nos metimos!! A la brasita… tiernos, jugosos y tostados a un tiempo… y pintados en lo alto de un suave alioli…
Los acompañaban una muestra de riquísima sanfaina, y unas judía cocidas. Pero tanto yo como Fredy, convenimos más tarde que para la próxima ocasión… pediremos que se ahorren la guarnición, pero que nos pongan ración doble de pies de marrano… je, je, je… Que no engorda, y está que te cagas, de la muerte!! Sí señor!!! Como predijo el amigo Jaume… los mejores que hemos comido en la vida…!!
Los regamos con vinacho y casera… y los amenizamos con una estupenda charla con el nuevo amigo de la mesa de al lado…
Terminando tan estupendo plato, nuestro compañero se pidió un cafelote, un chupito de orujo, y –sin pedirlo, ya que es cliente habitual- un estupendo caliqueño…
Nosotros tardamos un poco más en terminar. Pero cuando lo hicimos… también tiramos para los cafeles. En nuestro caso, carajilletes… je, je, je…
La charla continuó… y llegó la hora de volver a pedir. Jaume repitió su “kit” post almuerzo… y nosotros tiramos para unos chupitos de yerbas, que nos asentó el almuerzo de puta madre…
Y llegados a ese punto, cuando el sol ya hacía rato que calentaba a base de bien… decidimos liquidar cuentas y emprender la marcha. Pues yo ese día entraba de tarde, y tenía que llegar a una hora temprana a casa…
Nos despedimos de nuestro nuevo amigo –que se cambió de mesa y se juntó con otros comensales que conocía de otros domingos- y nos dirigimos hacia las burricas.
Al lado de las mismas, había una negra Suzuki V-Strom 650 de nuestro improvisado compañero de almuerzo. Y tanto yo como Fredy, convenimos que para llevar aquello con dignidad, hay que tener cierta envergadura…
Personalmente, me quedo con las custom….
También en aquél momento se iba un melenudo muchacho que regresaba de la concentración Harley de El Vendrell. A la que este año no he acudido… Y de la que el muchacho nos dijo que salía bastante decepcionado…
En fin. Iniciamos ruta para Begues… para tirar luego para Gavà… Castelldefels, y pillar las costas para mi pueblo.
La bajada –porque aquella carretera es principalmente de bajada- fue muy tranquila… El amigo de la Harley –que no rodó con nosotros- se paró en un par de ocasiones, y como se conocía la vía mejor que nosotros, y dominaba la bicha también mejor… nos pasó en sendas ocasiones…
Llegando casi a Gavà… y en un punto donde las curvas son más cerradas de la habitual, encontré a un viejo conocido al que paré a saludar.
Resulta que el hombre, cuando va por esa carretera, acostumbra a detenerse en ese saliente, saca los prismáticos y un pitillo… y gusta de otear el paisaje relajadamente. Sí señor…! Eso es saber disfrutar…. Je, je, je….
Y tras el saludo efusivo, emprendimos Fredy y yo nuestro camino en busca de las costas.
Poco antes de éstas, a la altura de Castelldefels, el amigo de la Harley nos dio por segunda vez alcance… y tras rodar un par de kilómetros juntos, se despidió motera y educadamente.
Nosotros, a por las costas!
Lentamente… porque al ser domingo, aquello estaba lleno de gente que acudía a la playa, y había que tomárselo con calma…
La rodada curvera de las costas fue mega tranquila. A buen ritmo, y muy buena letra llegamos a La Blanca Subur… donde tras comprobar que los pitufos nos iban a impedir aparcar donde nos saliera de los cojones… decidimos hacerlo frente a un bareto en la travesía, donde vimos aparcadas un par de motillos…
El cocinero y dueño del boliche, salió a admirar las burras. Y Fredy, no perdió ocasión de dejarle subir en la suya… a ver si se le calentaba el morro y se la compraba… je, je, je… No sabe ná!! Ja, ja, ja…
Una vez dentro del garito… echamos unas cuantas claras, atendidos por dos simpáticas y guapísimas camareras… Y tras la charla, y habiendo refrescado bien nuestros sedientos gaznates, decidimos partir cada cual para su casa. Pues eran alrededor de la una del mediodía… y yo, antes de las tres debía estar en mi puesto de currelo….
En fin, una salida estupendísima, donde primó el descubrimiento de los estupendos pies de cerdaco!! Ja, ja, ja… Amén de una estupenda ruta curvera, tranquila y amena….
Pero… insisto… a por esos pies, vamos a ir en más de una ocasión…! Vaya que si!!!
Y bueno… ya, de ahí, cada cual a su casa… a esperar ansiosamente la llegada del próximo domingo. En que iríamos a celebrar junto a nuestros amigos del Ruta, su séptimo aniversario en Rubió…. Pero esa, es otra historia….
NaClu2!!!
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