diumenge, 9 d’octubre del 2011

Regreso al Cau del Tauró. L'ARBOÇ.

Por Jaqueton:



Cualquiera diría -y diría bien- que en AMICUS Moto Grupo estamos en plena fase "revival"...
Y es que ya hace un par de encuentros, que estamos recuperando antiguas salidas... de lo que vendría a ser la prehistoria misma del foro.

A finales de septiembre... regresamos a La Vallmotada, cuatro años después de la última vez que fuimos.
Y el pasado nueve de octubre... hicimos lo propio con El Cau del Tauró.

Museo excepcional al que fuimos -también- cuatro años ha...
...y al que hemos regresado llenos de ilusión, sed de conocimiento, y ansias unas terribles de conocer un poquito más, esos seres magníficos que surcan nuestras aguas...

Una semanita antes de la salida, llamé al sitio para pedir hora. Pues es menester reservarla... ya que Joan Ribé -que así se llama el anfitrión del lugar- tiene a bien montar grupos que no superen nunca las quince personas... para garantizar una visita enriquecedora y tranquila.



Aquella mañana de octubre, servidor salía de currelar a las siete de la mañana. Pero como no salíamos hasta las ocho... me fui a casa a ducharme, acicalarme, y quitarme el "olor a chivo"... je, je, je...

A las ocho menos diez, nos encontrábamos Tito y yo en el parking... y a la hora convenida -minuto arriba o abajo-, salíamos raudos -montados en nuestras terribles monturas devora kilómetros- dispuestos a llegar cuanto antes a la sede del grupete, ubicada en la capital de l'Alt Penedès.

Era un día muy especial... Pues por primera vez desde que se hicieron, íbamos a lucir en las burras nuestra bandera oficial del grupo...!
Bandera que ha propiciado que todos los integrantes del grupo, nos las ingeniemos para realizar los más dispares aperos... con los que llevar al viento de la libertad, la "roji-negra" que nos representa...



Salimos pues, de Sitges... y tras calentar motores por la C246, entramos de lleno en la C32. Donde cambiamos de posición... para que ambos pudiéramos observar el ondear fantástico de la bandera del otro... je, je, je... Qué ilusionados estábamos...!
Parecíamos niños chicos, estrenando bicicleta el día de nuestro cumpleaños...!!

Llegamos a Canyelles. Llenamos sendos depósitos de nuestras niñas... y justo antes de salir, descubrí en la siguiente rotonda la inconfundible silueta de los buenos amigos Barón y Baronesa! Que a lomos de su despampanante Deauville... nos esperaban para recorrer los cuatro juntos, los pocos kilómetros que nos separaban del Monterrey...

La mañana era frescota... Y aunque luego pasaríamos calor, a esa hora el frescote mañanero se hacía notar como no lo notábamos desde principios de la pasado primavera.
Realmente, pienso que esa es la mejor temperatura para andar en moto...

En un periquete, nos encontrábamos entrando por la rotonda de La Rambla de la Girada... donde descubrimos -frente a la sede- las inconfundibles monturas de K-RloteS, Pepe, y Jordi...!
Ésta vez no llegamos los primeros... y pudimos disfrutar del placer que supone ser recibido por los cariñosos brazos -abiertos de par en par- de amigos tan especiales como ellos...!!

Y ya habíamos llegado!!!

Serían las ocho y media, o un poco más... Y como rezaba la organización de la salida -plasmada en el foro-, llegaba la hora del suculento almuercete...



Una vez saludados, besuqueados, y abrazados todos con pasión... nos sentamos alrededor de la mesa terracera, y nos dispusimos a cafetear...

Cafetear...??

Pues sí, sí... cafetear... cafetear...! Je, je, je... Pues somos animales de costumbres... y se conoce que no concebimos llegar al Monterrey, y no pedirnos unos cafelotes más o menos cargados, de leche, ron, o cariño...

Así pues, la mañana del nueve de octubre... echamos los cafelillos antes del almuerzo, en la terracilla de nuestros grandes amigos Victoria y Pedro.
Que como cada semana... se esforzaron de lo lindo en servirnos de puta madre... y hacernos sentir como si en verdad estuviéramos, en el salón de nuestra propia casa...



El amigo Juan, no divisó desde su indiscreta ventana... y en un periquete lo teníamos abajo, a lomos de su estupenda C800, dispuesto a pasar una mañanuela entretenida y cachondona...
Y es que... para esos menesteres... nos pintamos solos, oiga...!

Arrancamos -mi menda lerenda y el amigo Barón Negro- con una sesión de chistes... de esas que se ríe hasta el perro del apuntador...! Je, je, je...
Una sesión que empezó con los cafeles... y siguió más tarde con el almuerzo propiamente dicho.

Almuerzo que dicho sea de paso, provocamos a cosa hecha... al observar que las manecillas del reloj habían cogido carrerilla... como pasa cuando uno lo está pasando francamente bien...

Pedimos bocadillos varios... cervezuelas y colas locas... y nos liamos con gusto y con saña, a hincarle el diente a los jugosos y suculentos bocadillos que prepara la encantadora Victoria...! Qué pasada de bocatas, señores!!

Almorzamos -como suele decirse cuando alguien almuerza bien- de putísima madre...!!! Je, je, je...

Tanto... que la sesión de chistes y coñas, no nos permitió acordarnos de los cafelotes -post almuerzo-, hasta que las manecillas del reloj -esas traidoras cabronas-, estaban en una posición insalvable ya... y decidimos obviar -de momento- los cafelotes.
Pero que nadie se confunda, eh? Sólo los perdonamos "de momento"...

O lo que es lo mismo, los pospusimos para más adelante... con la intención de llegar primero a nuestro destino. Y una vez allí, sin demasiadas prisas... y tras comprobar el tiempo real del que disponíamos... tomarlos o no.

Así pues... liquidamos como es debido las cuentas pendientes con nuestros amigos... y tras montar el grupo de ruta -que en ésta ocasión se montó de una forma un tanto anárquica-, emprendimos viaje por la mejor de las mejores amigas que tenemos: La N340...!
Carretera socorrida donde las haya... dispuesta siempre a llevarnos a su vera, hacia cualquiera de los destinos elegidos. Aunque en ésta ocasión hay que decir... que el destino era bastante cercano. Y la rutilla -a priori- no muy larga...



Salimos a carretera -como digo- en grupo... y en perfecta formación de serreta.

Atacamos todas y cada una de las rotondas que encontrábamos, con seguridad y destreza... gracias a que la experta mano de nuestro Capitán de Ruta, nos avisaba de su presencia... recorriendo con el índice, el perímetro de una txapela imaginaria...

Todos -uno tras otro- fuimos alejándonos de Vilafranca de forma directamente proporcional... a lo que nos íbamos acercando a L'Arboç...
En cuestión de apenas veinte minutejos -que es la tercera parte de una horeja-, llegamos a nuestro destino. Y una vez allí... nuestro amigo Tito nos llevó sin dilación hasta la puerta misma del Cau del Tauró...! Al ladito del cual, se encontraba un aparcamiento -zona azul hasta el sábado- donde aparcamos todas y cada una de las niñas con que llegamos.
Repartiéndolas aquí y allí... y notando que si bien por la mañana hacía frescote, a esa hora el Lorenzo empezaba a amenazar con tostar nuestras almendras.
Con lo cual... era imperativo meterse en algún sitio y -de paso y como el que no quiere la cosa- tomarse los cafelotes que "habíamos perdonado" en el Monterrey... je, je, je...



Pero pasó una cosa:

Saliendo del estacionamiento... descubrimos que un tipo -presumiblemente Joan Ribé- abría en ese momento las persianas de los tres locales que componen actualmente El Cau del Tauró.
Me acerqué a él... y estuvimos charlando un ratuelo.
Le recordé que hace cuatro años ya visitamos el lugar... y él vagamente recordaba que una vez, un grupo de moteros acudieron allí...

Comentamos la posibilidad de echar el pitillo... y nos dijo que sin problemas. Pues faltaban aún unos minutos para las once -que era la hora acordada para la visita.
Luego comentamos la posibilidad de echar un cafelote... y nos pidió presteza y rapidez en el manejo del azucarillo y la cucharilla... pues íbamos -como comenté antes- sobre un horario concreto.
Y si nuestra visita se alargaba... retrasaría la del grupo que vendría detrás de nosotros.

Así pues... entramos en el bareto que hay justo al lado de los locales del amigo Joan... y allí dimos rienda suelta a nuestros instintos cafeinómanos más básicos.

Allí cafeteamos rápidamente...

Allí... K-RloteS -que acudió resfriado a la salida-, se pudo tomar la pastillita que le tocaba después del almuerzo.

Allí también, Tito, que llevaba los ojos llorosos que te cagas... se echó unas "lágrimas artificiales" que le pasó Rosa.
Y eso que yo le propuse proporcionarle "lágrimas genuinas" a base de manotazos en las mejillas... Pero no. El hombre prefirió las artificiales, que cunden lo mismo, y duelen mucho menos... je, je, je...

Y allí en definitiva, echamos un ratillo tan entretenido como corto. Pues el bueno de Joan nos esperaba para arrancar con la visita -guiada y atendida- a uno de los museos particulares más espectaculares que tenemos por nuestras tierras:

El Cau del Tauró...!!



Y empezó la visita!!!

Joan Ribé, cicerone versadísimo en el tema que nos iba a ocupar... nos comentó que mientras nos fuera explicando... no hiciéramos foto alguna. Pues luego ya nos dejaría uno diez minutos para que echáramos las que nos vinieran en gana.
De momento... nos hizo pasar al primero de los locales del museo, donde contemplaríamos un surtido espectacular de tiburones... rayas, mantas... y toda clase de peces cartilaginosos...
..en todas los presentaciones posibles...!
Disecados... en dioramas, en formol -dentro de impresionantes acuarios...
O sino, sólo la parte ósea del animal: La mandíbula! Que es, como vuestras mercedes podrán adivinar... la parte más espectacular de cualquier tiburón.

El amigo Ribé, empezó su extensa explicación... introduciéndonos en el mundo de los tiburones, mostrándonos un impresionante tiburón gris, en un acuario de formol, que si bien no es de los más peligrosos que existen... no dejaba muchas dudas del acojone que podríamos sentir, si bañándonos en nuestras costas, descubríamos un bicho semejante a nuestra vera...

Pero no era -ni de lejos- el bicho más peligroso del local... no...

Allí había cabezas de marrajo, de todas las medidas. (Algunas, del tamaño exacto a la de "Eusebiu". Una cabeza de marrajo que decora desde hace años, la pared de al lado de mi ordenador... Y que un día de éstos os mostraré en fotico...)

Allí... había de todo!! Tiburones de superficie... de doscientos metros de profundidad... de más de seiscientos...!

Tiburones de dientes aserrados y punzantes, que sólo con verlos... a uno ya le hace agua en el ojete...! (No en vano nos comentó que en la mayoría de los ataques de tiburones a humanos, las víctimas no mueren por las mordeduras, sino antes. Por un ataque al corazón...!)

Tiburones de dientes molares, que reducen cualquier crustáceo a la mínima expresión...

Tiburones que comen cualquier cosa... y tiburones selectivos, que no les gusta la proteína de la carne humana. Pero claro, eso no lo saben hasta que nos prueban... y para entonces, a uno ya le han arrancado una pierna, las dos... o un brazo.

Tiburones ovíparos, vivíparos, y ovovivíparos...! Mostrándonos los huevos con cáscara de los primeros... y los huevos con cáscara blanda -o sin ella- de los terceros.
Y explicándonos -aunque yo estaba convencido que el Gran Blanco funcionaba así- que el único tiburón vivíparo, cuyos embriones se comen entre ellos... para que nazcan sólo las crías más fuertes, es el tiburón toro.

Tiburones... que follan literalmente mordiendo la aleta lateral izquierda de la hembra... y que gozan -como ella- de dos órganos reproductores completos. (Dos pollas, o dos matrices, según el género...) Pero que sólo usan -generalmente- la derecha...

Qué gustazo tiene que ser, ser tiburón... y ambidiestro...!! Je, je, je...

Tiburones... rayas y mantas! Pues nos mostró una, que no siendo del mismo tamaño -pues aquella medía dos metros- que la que mató al Cazador de Cocodrilos... era de la misma especie. Y avalándose con una punta del aguijón venenoso que ostenta ese animal en la cola, nos explicó con todo lujo de detalles... el qué, el cómo, y el por qué, del ataque.
No sólo del ataque... sino de la muerte. Pues en tres minutos escasos... Irving ya estaba cazando cocodrilos por el paraíso...

Nos mostró una manta... que te mete una descarga de doscientos veinte! Y que era, para los pescadores cachondones e hijos de puta de principios del siglo pasado... una recurrente fuente de bromas cuando pescaban un ejemplar de esa especie...
Pues le decían a cualquiera de los niños -aprendices de grumete- que llevaran a bordo, que literalmente mearan sobre el animal... pues -según comentaban- ese acto les traería suerte.
Pero lo único que les traía... era una descarga de tres pares de cojones en toda la parte "sesuá"... que de sólo imaginármelo, ya me doblo como juego de cartas...! Bufff...!!
Es para pillar el aguijón del bicho -una vez muerto, evidentemente-, y metérselo por el culo al "gracioso" pescador veterano... hasta que la punta del aguijón le haga un bultito en la punta de la nariz!

Si serían cabrones...!



Llegados a éste punto, y repasando fugaz y mentalmente toda la visita... me temo que no sólo sería imposible relatar todo lo que nos contó el amigo Joan en aquella visita que duró hora y media larga... si no que de ser posible, me encontraría ante una de las crónicas más largas que he escrito en mi vida.
Eso... por no hablar del hecho de que no sería justo para nadie -sobretodo para Ribé- que yo aquí desvelara todo lo que acontece dentro del cau, de uno de los animales que más me enamoran de éste mundo...

Así que -estimados lectores- permitidme que aplique un poco el "filtro selectivo" en la memoria... y no relate más que lo más esencial... generalizando mucho, y -si está bien que lo diga- dejándome muchos detalles en el tintero...

Aunque... yo, que he estado ya dos veces en ese museo... os puedo asegurar que hay cosas que contó hace cuatro años, que en ésta ocasión no contó. Con lo cual... justo es suponer que tal vez la visita al Cau del Tauró pueda ser como ir a ver obras de teatro como "La jaula de las locas", o "Rubianes solamente", que estuvieron muchos años en cartelera... y que si ibas a verlas en varias ocasiones, notabas que se añadían gags... que se modernizaban mensajes... y que la obra en sí misma, era algo vivo que evolucionaba...
Lo mismo que la visita al Cau del Tauró... que a medida que la experiencia -ya de por sí gigantesca- de su propietario crece... crecen, evolucionan, y se perfeccionan las explicaciones. Y es un placer para todos los sentidos... dejarse llevar por sus aclaraciones y comentarios, sobre todo lo que concierne a estos animales. Tan espectaculares y fantásticos, como desconocidos...



Pero volvamos a la visita... que aún quedan muchas cosas en el tintero.
Y a pesar de que ya dije que me dejaría muchas... mis dedos están calientes y ansiosos por relatar todos los recuerdos que se agolpan en mi interior...

Nos mostró tiburones completamente desconocidos para todos. Como el tiburón guitarra...
O la cola de uno -no recuerdo la especie- pescado por el norte... que suponiendo el pescador que ya estaba muerto, de un coletazo le arrancó un brazo!!

Pudimos ver las diferencias más notables entre unas y otras especies... dientes, mandíbulas, colas, aletas pectorales, dorsales... pieles, ojos...

Nos aclaró las diferentes formas de detectar posibles presas, dependiendo de la especialización de la bestia.
Por campo magnético... como el pez martillo... Por microondas en el agua, como los tiburones de más profundidad... Por olfato direccional, como el Gran Blanco, el tiburón tigre...

Nos mostró terribles asesinos, como un tiburón que no mide mucho más de un metro, pero que contiene la testosterona que puede acumular un elefante macho adulto...!! Y que encima... es capaz de nadar en aguas dulces y saladas. Pudiendo así remontar ríos... y causar verdaderos estragos, a muchos kilómetros de la costa...!!

Nos explicó las diferencias entre un tiburón con más cortes en las branquias que otros... (Habitualmente, cinco. Pero a más profundidad... más cortes. Pues hay menos oxígeno en el agua... y hay que aprovecharlo más y mejor...)

Mostró el pez globo... o -creo que se llama- Fugu… o algo así…

El famoso pez que se comen los japoneses... y que es mortal de necesidad.
Pero si el cocinero te sirve la cantidad adecuada a tu peso... produce -por envenenamiento no mortal- un cosquilleo en la lengua, en la garganta y en los genitales... que da un gustirrinín que te cagas...! Je, je, je...
No saben ná los nipones...!!

Dientes de mil y una formas diferentes...! De blanco, de marrajo... Cortantes, punzantes, molares...
Pero los más espectaculares, los del megalodón!!
El mayor carnívoro marino que ha existido en la tierra, y que no pudo sobrevivir cuando sus principales presas -las ballenas- aprendieron a nadar por los polos. (Seguramente huyendo de él)
E inevitablemente, se extinguió... dejando lo único que resta de un tiburón: la mandíbula y los dientes. Que en su caso... ocupan toda la mano, compañeros!!

Ya estábamos en la segunda sala -un local colindante- donde no sólo nos mostró tiburones.... sino que pudimos ver algunos de los peces venenosos más peligrosos del mundo...!

También... arañas de esas que por nuestras playas arenosas, se entierran. Y como las pises, te acuerdas durante mucho, mucho, mucho tiempo... je, je, je...

El famoso pez luna… que mide como dos metros –a pesar que el ejemplar de allí apenas alcanzaba los cincuenta centímetros-, que se tumba en el mar… y levanta una aleta gigante..!

Un tiburón chiquitito que se pega cual ventosa a una ballena... y que girando, le arranca una redonda perfecta de sabrosa grasa...

Otros peces, que son parásitos... pero que terminan creando una simbiosis con el pez al que se pegan, y uno alimenta al otro... mientras el otro limpia al primero.

Vamos, que nos metió una dosis de información tiburoníl... que te cagas...!! Y cuando a punto estábamos ya de explotar... nos comunicó que nos dejaba allí solos, para que realizáramos las fotos y videos pertinentes.

Y eso hicimos...!!

Entre Pepe, Jordi, K-RloteS, Tito y yo... pasamos de largo las doscientas fotos en ésta salida!!!

Y es que cuando algo es interesante... nos entra el "parkinson" en el dedo de echar fotos... y nos quedamos solos...! Je, je, je...

Bueno, solo se quedó más de uno -porque no fue uno solo- que sintiendo oprimida la parte más sensible de su cuerpo, liberó gases por doquier... aromatizando todo aquello que le rodeaba...
Y claro, si los tiburones detectan dónde está la presa herida... olfateando el agua, y buscando la mayor concentración de sangre hasta que da con la fuente... los humanos actuamos de forma exactamente contraria. Detectamos la fuente del "llufo"... y salimos por patas, olfateando el aire... y buscando la menor concentración de cuesco. (Vamos, que algunos directamente se fueron a la calle... en busca de aire libre, sano, y sobretodo fresco...!)



A todo esto... pasaron los -más que generosos- diez minutos que nos dio el amigo Joan... y nos mandó a buscar, para que acudiéramos al local que hay en frente... y que forma parte de la ampliación que se ha realizado en los cuatro años que hace que fuimos la primera vez.

Pues entonces no estaba...

Allí, se puede observar colgando del techo, una hermosísima reproducción de mi tiburón favorito... y del que -con su permiso- adopté el nombre: Jaquetón. (Aunque yo le quité el acento para que no hubiera confusiones... je, je, je...)
Sí, sí... un espectacular tiburón blanco colgando del techo... que quitaba el hipo, el sentido, y las ganas de nadar... al más pitado...!

Y es que -como me contó Joan antes de empezar la visita- tiburón blanco, es casi imposible de tener en el museo...
Una vez se ve que tuvo una mandíbula, pero se la reclamó no sé qué centro gubernamental marino... y se la quedaron.
Así que uno en formol... o disecado... como que no.

Justo debajo de esa reproducción que comento, se encontraba un acuario de formol... con uno de los "tiburones estrella" del museo: La Miracle!!

La Miracle, es el tiburón gris hembra de dos metros... que capturaron -después de un mes de visitas- en la playa que le dio nombre, en Tarragona. (Justo un mes antes de que nosotros visitáramos el Cau en dos mil siete... Y ya entonces comentó que la tenía reclamada para conservarla en el museo)

De éste tiburón principalmente, versaría gran parte de la visita a ésta nueva sala -local- del museo...

Videos de la captura...

Explicaciones de todo tipo...

Fotografías que no nos permitió -pidiéndolo por favor- fotografiar...

Y es que se puede decir que Joan Ribé, es una de las primeras personas que avisaron cuando el desdichado escualo decidió "amarar" por la playa tarraconense. (A pesar que luego fueran los del Aquarium, los que la "intentaron rescatar"... y los que justificaron -de forma bastante inverosímil- su muerte, relacionándola con dos anzuelos. Uno en el estómago... y otro en el esófago.)



A partir de aquí, la visita -que ya tocaba a su fin- tomó un cáliz mucho más didáctico -si cabe-, pues nos encontrábamos con los acuarios enormes de tiburones gato... y lamentablemente, no recuerdo el nombre de los otros.

Pero en uno... pudimos ver como los alimentaba, a pesar de ser bichos nocturnos. Pero guiándose únicamente por el olfato... no fallaban una...!! Y se comieron todos y cada uno de los pedazos de calamar, que su "papi" les echó...

En otro acuario, equipado con zona donde subirse para acceder mejor... y que como me dijeron telefónicamente, está pensada para los niños... pudimos tocar tiburones vivos...!!
Una especie que no mide mucho más allá de los cuarenta o cincuenta centímetros... y cuyos ejemplares -de unos ocho años de edad- sacaban la cabeza y el lomo del agua... buscando el contacto de quienes quisieron tocarlos...

Qué maravilla...!!

Y finalmente, el plato fuerte -como hace cuatro años-, la foto de grupo en la reproducción de la mandíbula del megalodón...!!!

Una boca de tres pares de cojones... donde nos pudimos acoplar prácticamente todos...!!!

Ahí, el amigo Joan nos echó un par de fotos.... y nos anunció que irremediable, y tristemente... la visita al Cau del Tauró había concluido...

Así que echamos las últimas fotos a unos restos fósiles de jabalí... huevos de avestruz... dientes de mamut... etc. Que había allí... (Pues la afición de Joan por los tiburones, arranca cuando niño, cuando coleccionaba fósiles...) Y nos dispusimos a pagar, antes de salir. (Que fuera... ya hacía largo rato que esperaba el siguiente grupo...!)



Cinco eurillos... fue la dádiva reclamada por el amigo Joan, en justo pago por las enseñanzas compartidas.

Y realmente -a pesar de que yo juraría que el precio se ha duplicado en los últimos cuatro años-, creo que es más que justo, para pagar tan espectacular visita... a un museo particular, carente de toda subvención...

Ojala dure muchos años... y siga creciendo...!!

Porque la verdad, no creo que ésta sea la última visita que realizamos al Cau del Tauró...

Aunque tengamos que esperar cuatro años más... je, je, je...



Saliendo del museo, nos dirigimos a las motos... y observamos que eran la una menos veinte!! Cómo pasa el tiempo cuando uno está bien...!

Así que nos liamos a desatar cascos... arrancar motores... Y -como le comenté al Capitán de Ruta justo cuando aparcábamos-, propusimos la posibilidad de bajar a Sitges a echar la cervezuela de fin de ruta... al Gregori.
Bar al que ya fuimos hace unos meses... y en el que te obsequian con picoteo variado, con las consumiciones.

Y aparte... el amigo Tito entraba de tarde. Así que echar la birra en Sitges, le permitía apurar más el tiempo... y arrancarle unos minutos al reloj, para estar con nosotros...

Con lo cual... decidido!! Para Sitges que nos fuimos!!!



Salimos de L'Arboç... y como es normal, pensamos... "la distancia más corta entre dos puntos, es la línea recta".
Pero careciendo de línea recta... pillamos la carretera del pantano, y nos dispusimos a bajarla.
A pesar de que esa carretera puede ser de todo, menos recta... je, je, je...

Pero ciertamente, suponía la forma más rápida y divertida de plantarnos en La Blanca Subur... y compartir todos juntos, el momento más emotivo de cualquier salida o encuentro...

Bajamos a muy buen ritmo. Y a pesar de que había mucha circulación por la carretera... prácticamente todo el recorrido lo hicimos en grupo "bastante" compacto... -y como es natural- en fila india.

Llegamos a Vilanova... pillamos la variante hasta la C32... y justo antes de pillar la autopista, salimos para la C246... y entramos en Sitges por la misma carretera por la que saliéramos aquella mañana Tito y yo.



No tardamos más de tres minutos en localizar el local... y después de desperdigar las burras aquí y allá, para estacionarlas sin que molestasen, colonizamos las sillas y las mesas del bareto, dispuestos a cervecear y refrescarnos...!!

Yo llamé a mi adorable esposa, para comunicarle nuestra ubicación... y al momento, se presento con Sara -nuestra perra-, dispuesta a pasar un ratillo agradable con todos...!
Y de paso, conoció -por fin- a Rosa, Emi y Juan...!! Que ya tocaba, coñe...!! Je, je, je...

El compañero y amigo Tito, no tardó en marchar... porque -como comenté al principio- el reloj es un cabrón... y cuanto mejor se lo pasa uno, más corre el hijo puta...
Así que como entraba de tarde... decidió no estirar más los minutos, y despedirse antes de que se le echara la hora encima...

Hasta la vista compañero...!!

Aunque el resto no tardamos mucho más en partir...

A penas media hora después, ya nos habíamos levantado... y entre besos y abrazos, apretujones y arrumacos... nos fuimos despidiendo todos, partiendo en todas las direcciones posibles.

Los primeros, Barón y Baronesa... que tenían compromisos familiares inminentes...

Luego, Eolia y Sara, que se irían para casa en el "coche de San Fernando"... je, je, je...

Seguidamente, Pepe y Juan... que subían juntos a Vilafranca.

Y finalmente, K-RloteS y Jordi, que pillarían Las Costas para ir uno a Castellbisbal, y el otro a L'Hospitalet...

A todos... hasta la próxima companys!!!

Un placer indescriptible, compartir ratos tan buenos, con gente tan especial...!!

Sinceramente, un lujazo!!!

Hasta la próxima aventura, companys!!


NaClu2!!!