dissabte, 17 d’octubre del 2015

Escapada a ZARAGOZA.

Por Jaqueton:



Siete años, un mes, y veinticinco días esperando…

Un total de dos mil seiscientos once días…

Nada más y nada menos, que sesenta y dos mil seiscientos sesenta y pico minutos…!!

Todo ese tiempo he pasado esperando repetir la salida… desde que fuimos a Zaragoza el veintidós de junio de dos mil ocho.
A lomos de mi querida Bilú It… y en compañía de Nandu Intruder y Araceli.

Todo ese tiempo esperando para repetir una de las rutas que más me gustan…

…que más me emocionan…

…y que –como comprobé el lunes pasado- peor se toma mi báscula…! Je, je, je…

Como nota “curiosa” diré que si aquella ocasión fuimos tres y nos encontramos con un cuarto compañero –Huracaan- para almorzar en Mollerussa…

…en ésta oportunidad también hemos ido tres –Txetxu, Oscar, y un servidor-, y nos hemos encontrado con Pipeta en Torrefarrera… para almorzar en Fraga.

Ni hecho a propósito…!

Obviamente, no tengo ni idea de cómo será la próxima. Pero sí sé que no volverá a pasar tanto tiempo hasta que éste que os habla vuelva a gastar suela por las calles de Zaragoza…!
Pues aunque todavía no hemos puesto el previo en el foro… ya es seguro que repetiremos la ruta en primavera avanzada. Cuando el día sea más larguito… pero todavía no estén por aquí los calores.
Buscando una salida con buenas temperaturas, pero sin llegar a sudar. Y un día que podamos aprovechar al cien por cien… minimizando las horas de conducción nocturna.



La mañana del diecisiete de octubre, los despertadores de tres intrépidos jinetes sonaron temprano-temprano… citados como estábamos para cafetear en el BonÀrea de Jorba, a eso de las seis y treinta y cinco de la mañana.
La verdad es que no puedo decir exactamente a qué hora salí de casa –sé seguro que lo hice antes de lo que tenía previsto-, pero no lo puedo decir, pues no miré el reloj. Iba tranquilo, porque sabía que iba muy bien de tiempo.

Así que subiendo con mucha calma… llegué al punto de encuentro algo antes de la media, y mis compañeros –que llegaban desde Barna- lo hicieron antes de que metiera el primer sorbo al café. (Cronometrados!!)

No dilatamos la salida, ya que los tres estábamos ansiosos por rutear…!
Así que diez minutos antes de la hora acordada, ya estábamos arrancando motores… avisando a Pipeta, y montando el grupo de ruta.

He de decir que en ésta ocasión usamos una sensible variante a la norma general de rodar en grupo… colocando en cabeza la moto más lenta. Ya que así no teníamos que vigilar más de lo necesario el retrovisor… y adaptaríamos la velocidad de rodada a su ritmo, sin tener que cortar gas o frenar, mirando el retrovisor.

Pero… en justicia diré que no se notó en absoluto que era una ciento veinticinco…!!

Cierto es que en subida pecaba un poco… (Perfectamente normal en esa cilindrada) …pero en general, la velocidad a la que rodamos fue la que hubiéramos llevado de ir cualquiera de nosotros en cabeza, y carecer de cilindradas pequeñas.
Fuimos entre noventa-cien y ciento diez… con puntas de ciento veinte alegres, cuando la pendiente era favorable.

Y fue perfecto…!!

Lo digo ahora, que es el principio de la ruta… porque si lo digo al final del relato, uno puede pensar –con la razón- que la pendiente de regreso es muy buena, y contribuye al buen ritmo general. Pero no…

…fuimos hiper a gusto desde el principio al fin de la ruta.

La verdad… un diez sobre diez para ese pedazo de sombrita…!! Je, je, je…



Y hablando de sombras… en el veinticuatro horas de Torrefarrera paramos a recoger al amigo Pipeta… cuyo culo descansa también en una poderosa Shadow…!!
Incluimos su portentosa calva en el grupo… y juntos –los cuatro jinetes del apocalipsis- cabalgamos hasta Fraga. Donde después de abastecer los sedientos depósitos de nuestras niñas… nos metimos en el pueblo siguiendo a nuestro guía, dejándolas aparcadas frente al garito de los amigos –y antiguos vecinos- de Oscar…

…donde –como no- entramos a zampar!!

Bocadillos de lomo, bacon, y queso. Un precioso “BLQ”… que devoramos entre risas y bromas, mientras amenizábamos la mesa con batallitas de ayer, chistes de hoy, y sueños del mañana…

Un local de puta madre…!!

Genial!!!

La verdad… parada indiscutible a partir de “ya” cada vez que vayamos a la capital maña.

Qué buenos bocatas, y qué buen servicio…!!



Lamentablemente, Pipeta se despidió al salir del garito… pues no nos podía acompañar en el resto de la ruta. (Quehaceres familiares le requerían. Desde aquí, un besote a Bego…!)
Así que después de los besuqueos y abrazos varios, pusimos los pies en polvorosa… volviendo a la carretera que -a partir de la cuesta que pasaríamos- se tornaría NII.

La vieja, querida, y simpática, NII…

La ruta fue fantástica…!

Tranquila, amena… Con una comunicación perfecta entre los tres a la hora de adelantar, maniobrar, o avisarse.
Vamos, un verdadero lujo para todos los sentidos…

Tanto es así, que no volvimos a parar desde Fraga a Zaragoza… haciendo algo que no debe hacerse.
Pero como contaré al final de la crónica, esa ruta era un tanto especial.

Llegamos a Zaragoza –“Zaraguais” la llamábamos en la mili- a eso de las doce…

Lo primero, echarnos fotos para avisar de la llegada, las llamadas de rigor… y ya nos podíamos ir al Calamar Bravo…!! Primer destino gastronómico de ese pedazo de viaje…! Je, je, je…

Lamentablemente, media Zaragoza andaba en obras… y nos los puso un pelín complicado –entre las obras, y los últimos coletazos del Pilar- para poder llegar a la nueva ubicación del garito.
Pero aún así… estacionamos las burricas con sumo éxito, y nos dispusimos a ponernos como el Quico…!! Je, je, je…

Sin pasarnos… Que luego teníamos comida a la vista de pitanza rica…
Pero vamos, que unos calamares en El Calamar Bravo, y unas bravas en La Mejillonera, cayeron…!!

Como está mandado!!

Bueno… y unas cuantas birras también…! (Sin alcohol, eh…? Que no era día para jugar con eso…)

Donde las motos… conocimos a una simpática ex motera (aunque eso no se deja nunca) que se encandiló con las monturas. Así que nosotros le regalamos una foto con los dos moteros más guapotes del grupo… mientras que el interesante la echaba. (La foto…)
Eso sí, le di mi teléfono a Concha –que así se llamaba la señora- porque darle el de Txetxu, soltero, guapote, y habitual de Zaragoza…

…hubiera sido como juntar fuego y estopa…!!

Que luego llega el diablo… y sopla!! Ja, ja, ja…



Ya luego nos pusimos en marcha para la comida… y Oscar nos llevó al Mesoncico.
Un restaurante –también vecino suyo de cuando vivía en Zaragoza- donde comimos como verdaderos jeques árabes…!
Lástima que lo remojamos todo con agua y gaseosa, y eso da una pena en la mesa…
Pero bueno, nos zampamos un pulpo a la gallega sobre una cama de papas chafadas con allioli… que eso estaba para echarse a llorar de la emoción…!!

Después… nos empujamos unas costillitas de cordero chico, que estaban más buenas que…

Y ya, los postres fueron dulzones flanes, chocolateras trufas, y un crocante que mi menda diluyó en su ser, libándolo de una cachonda cucharilla…
Ricos postres, previos a los cafelotes. Durante los que llamamos a Choppers… ya que –a pesar de ser “sólo” las cuatro de la tarde- sabíamos que el regreso iba a ser tranquilo. Así que le preguntamos si Cal Jaume abría por la noche… para cenar allí.
Sindo no lo sabía… y al teléfono no respondían. Así que decidimos improvisar adaptándonos al momento en que nos pillara la hora de la cena…

Ese era un día sin prisas, pensado sólo para disfrutar de lo que más nos gusta del mundo:

Rutear…!!

Luego, antes de coger definitivamente “carretera y manta”, fuimos a ver a la abuela de Oscar. Una venerable señora que se alegró mucho de ver a su nieto… a pesar de verlo vestido de motero, con dudosa compañía, y a punto de montar de nuevo en la burra… je, je, je…
Unos besicos para la señora… y ale!! Salimos de nuevo a la ruta…!!!


El camino empezó como por la mañana. Con muchas ganas de kilómetros!!
Oscar iba delante… mi menda lerenda en el medio… y Txetxu cerraba el grupo.
Aunque a aquellas horas en AMICUS ya habíamos votado la propuesta de aquél día… y ya era –oficialmente- nuestro nuevo Capitán de Ruta…!!

Felicidades company…!!

Que nos sepas guiar con alegría, mano firme, y más acierto que éste puto culo de plomo que escribe… que tiene el mismo sentido de la orientación que un zapato viejo…!

Bueno, en eso… un alumno aventajado sería Oscar. Pues durante el día ya demostró grandes dotes de despiste… y la capacidad de mandarnos para Almería, cuando nuestro destino sea Donosti.

Un verdadero portento!!

Cómo me recuerda a mí cuando me perdía con aquella inocencia… ja, ja, ja…



Pero sigamos con el relato, que me pierdo por los cerros de Úbeda…

Salimos de Zaragoza, y tiramos por la A2… hasta que paramos en Alfajarín a poner gasofa.
Con los depósitos llenos… Oscar cometió el craso error de decir “el primero que se canse, que pare”.
Sin tener en cuenta que éramos todos tíos… y allí no paraba ni dios!!
Bueno si… el primero que se quedó sin gasolina…

O sea, yo!!

Mi pobre Guillermina está enfermita… y mi consumo de cuatro con quince a los cien que hice en la salida a Tarazona, quedó aumentado a un vergonzoso cinco con quince…!! (Como pude ver esa noche, después de llenar de nuevo el depósito… y hacer los pertinentes cálculos con los tickets de todo el día y los kilómetros…)

Fui –como digo- el primero que levantó la mano para avisar a Oscar de la inminente parada… poniendo reserva a ciento noventa y cinco kilómetros de la última gasolinera, del último llenado, y de la última parada.
Aunque realmente me apeé de la burra a los doscientos… cuando pusimos “sopa” en la gasolinera de La Panadella.

Allí fue donde se nos ocurrió que podríamos parar a echar una birra en el Ruta al Oeste. Establecimiento al que no había ido ninguno de mis compañeros…
Así que desde allí me puse delante… y guié el grupete hasta el parking de tan especial boliche…!!

Allí nos echamos unas cervezotas –sin- y repusimos fuerzas para proseguir la ruta, mientras saludábamos a los simpáticos Juan y Merche…

…aunque lo que se imponía, era la hora de cenar.

Y como que estábamos tan cerca, se nos ocurrió que sería una idea cojonuda terminar la ruta exactamente donde empezó.
En el garito del BonÀrea de Jorba… echándonos unos bocatas jugosos y tranquilos.

Dicho y hecho…!!

Cenamos en el local donde “empezó todo”… dando buena cuenta de unos vegetales espectaculares, unas costillas de gorrino más ricas que bonitas, y una hamburguesa completa que se zampó el camionero del grupo.

Después de cenar… arrancamos motores, pero ya nos despedimos allí mismo.
Pues quien suscribe tiraría por la C15 en la salida hacia Vilafranca… mientras ellos seguían la A2 rumbo a Barna.

Oscar en ésta ocasión se puso en medio. Yo cerraba el grupo… Y Txetxu se estrenaba como Capitán de aquella comitiva deseosa de llegar a casa, después de uno de los días más especiales que habremos vivido éste años…!!



Cuando llegué a Vilanova, llené el depósito… y anoté los kilómetros. (Sería con los que haría la cuenta de consumo)
Pero al dejar a Guillermina en el parking… su cuenta kilómetros marcaba casi seis cientos treinta kilometrillos…!!

Bonita suma de metros, realizados con un placer infinito!!

Habían pasado dieciocho horas largas, desde que esa mañana sacara a mi pequeña de su plaza…

La verdad es que fue una ruta espectacular, que hicimos –como les conté en Jorba- al ritmo perfecto.
Ni demasiado rápido, que vas tenso… Ni demasiado lento, que te agobies.

Lo justo para conducir disfrutando…

…estar atento a los compañeros..

…e incluso, poder disfrutar del paisaje.

Lo dicho. Genial…!!

Pero… (Siempre hay un pero…) …considero que se hicieron pocas paradas.

Me explico:

En una ruta como esa, de ir y volver, no pasa nada… pues uno descansa en casa.
Pero estas rutas son atípicas… Lo habitual es hacer ruta para volver al día siguiente, como -por ejemplo- en una Perros del Ebro, una Cipotegato, o así…

En ese tipo de rutas… lo suyo es parar más a menudo, y llegar más descansado.

Porque de lo contrario… te estás cargando de más, cuando al llegar vas a hacer de todo menos descansar.
Y encima, al día siguiente… tienes que pegarte la ruta de vuelta petado, mal dormido, y con un culo cuyo listón del dolor está más bajo que la cojonera de Torrebruno.

Todo dicho desde el respeto, eh…?

Lo hicimos así, porque así nos sentimos a gusto.

Pero quería especificar éste tema para evitar confusiones, ya que en una ruta larga, que incluya noche fiestera antes del regreso… lo suyo es reservarse las energías y procurar hacer el viaje lo más descansado posible.

Más lento… pero infinitamente más sano.

Parar cada X kilómetros –lo que nos pida el cuerpo para no cargarnos-, y viajar bien de tiempo para no tener prisas. (Importante, dejar los nervios en casa…)



Y bueno!! Termina aquí mi crónica de una de las salidas que esperaba con más ilusión…!!

Una salida que –seguro- repetiremos de aquí a unos seis meses…

…y en la que espero podamos contar en el grupo de ruta, con much@s de l@s compañer@s que ésta vez se han quedado en tierra…!!

La próxima va a ser la bomba…!! Porque además del Calamar Bravo y La Mejillonera… pasaremos por el tubo, e iremos a comer al restaurante de un amigo de Oscar… donde se han propuesto que comamos hasta reventar!!!

Je, je, je… No saben a quién están provocando… Ja, ja, ja…

Ruteros y tragones!!!

Oh, yeah…!!!




NaCluT!!!