diumenge, 27 d’octubre del 2013

Rutilla por la comarca... VILAFRANCA.

Por Jaqueton:



Joder, joder, joder…!! Que si me descuido, no hago la crónica de la última salida!!
Que ya ha pasado más de una semana… y últimamente mi neurona está algo “cascá”… je, je, je…
Sólo tengo una… pero es del tamaño de una sandía. Y claro… la pobre, como está sola… bebe.
Bueno… bebe, fuma porros… y se echa las tardes jugando al tetris. Así que la mala vida que lleva, se nota… y ya no es la que era.
Por tanto, pido disculpas por la tardanza… y antes de que la pobre acabe de olvidar los últimos detalles de la salida del pasado veintisiete de octubre, me liaré con la croniquilla…!!

El domingo de la semana pasada… teníamos una rutilla comarcal de esas que nos marcamos de vez en cuando, para repasarnos las carreteras curveras de la zona. Y saliendo de la Sede –después de un somero cafetín-, regresamos a la misma… dispuestos a echarnos un almuercete suculento, unas risotadas sonoras… y en definitiva, una mañana harto distraída.

Aquél día yo salía de currelar de noche. (Si no hay cambios en el horizonte… una de las últimas noches que me marco. Pues por prescripción facultativa… ya hacía tiempo que no debería trabajarlas.)
Una larga noche…! Pues cambiaron la hora –siguiendo ésta absurda, estúpida, e inútil costumbre…- y me tocó, no sólo salir sin dormir… si no hacerlo después de haber trabajado dos veces la hora que hay entre las dos y las tres de la madrugada. (Qué cabrones… la ponen en medio, para que “te la comas” sí o sí…)
Con lo cual… salí del curro ya cambiado. Y como tenía lleno el depósito de mi querida Guillermina, y no era menester pasar por “Saint Peter”… subí directamente a Vilafranca.

Nota: Aclaro que mi paso por Sant Pere de Ribes… responde habitualmente a la necesidad de poner “sopa” en mi burra.
Pues en el pueblucho de mierda donde vivo… no sólo no hay farmacia de guardia por la noche, y te mojas hasta las rodillas cada vez que llueve un poco y las calles se convierten en torrentes… sino que además, sólo hay una gasolinera!
Y para colmo… está en las afueras del pueblo, donde no vas si no es que tienes que pillar la carretera de Las Costas. (Ole por los subnormales que nos gobiernan…)
Y claro, como la que tengo de camino a Vilafranca… la convirtieron en desatendida, y yo no coopero con las empresas hijas de puta que ganan pasta echando currelas a la rué… pues no tengo otra opción que desviarme un poco de la ruta, llenar en Sant Pere, y proseguir camino después… tras haber perdido diez minutejos de mi tiempo.
País…!! (Como decía aquél…)

Coñio…!! Que me enrollo más que una persiana… y todavía no he contado nada de la salida…!
Prosigo:
Salí del curro, y subí directamente a Vilafranca. Y a pesar de tener la hora cafetera a las ocho… a eso de las siete y cuarto ya me estaba pidiendo el primer cafelote del día, en la dulce barra del Monterrey…
Pero no me lo tomé solo...!
Pues pocos segundos después de aparcar mí querida montura en la acera… llegaba Guille!! Que la tarde antes me llamó al móvil para comunicarme que se venía a la ruta… y como le dije que estaba de noche -y me conoce bastante bien-, se vino –digamos- un pelín antes… je, je, je…
Mi adorada Eolia –a quien eché de menos en todo momento-, en ésta ocasión no me acompañó.
Pues al salir de noche…
De una noche larga…
E ir sin dormir…
No hubiera venido muy tranquila. (E hizo bien, la verdad… porque a pesar que es algo que acostumbramos –peligrosamente- a hacer… rutear sin dormir no es –para nada- aconsejable)
Menos mal que –si todo va bien- esa será la última vez que lo hago…

Total…! Que nos echamos unos cafetines en la terrazuela, mientras iban llegando “corredores”.
Allí llegó Jaume, que estrenaba cúpula en su burra… de esas que han puesto de moda los de “Sons of Anarchy”…
Boots48, que llegaba desde Cubelles…
Nuestro querido Pepe, a lomos de su descomunal Vulcan 900…!!
Juan Ninja… que a pesar de no haberle llamado –se me olvidó, y le pedí disculpas por ello- vino dispuesto a rutear…!! Je, je, je…
Y luego ya… dos compañeros “fuera de lista”, que constituyeron una muy grata sorpresa…
Por un lado, Clemente. Que bajaba desde l’Anoia… a lomos de su preciosa Adelita.
Y por el otro… Heavy…!! Que después de una larga temporada sin poder compartir unos kilometrejos con él... se pudo “escapar” para rutear de lo lindo, aquella preciosa mañana de octubre…!!
Ole, ole, y ole…!!!

Originalmente, la ruta de ese día se ideó para practicar un poco algunas de las maniobras del Decálogo Vial.
Practicarlas… pues como últimamente vienen amigos nuevos en el grupete, es menester asegurarse que todos conocen dicho decálogo… Que todos saben cómo reaccionar en según qué situaciones… y cómo realizar correctamente, algunas de las maniobras más elementales.
Amén de llevar bien la marcha del grupo, salvando las distancias de seguridad… consiguiendo que dicho grupo circule de la forma más fluida posible.
Pero… lamentablemente, nuestro querido Capitán de Ruta no pudo salir aquella mañana… así que dichas prácticas quedarán pendientes para otra salida.

Después de cafetear a gusto, y tras haber saciado sobradamente las necesidades más básicas de uno de los momentos más emocionantes de cualquier salida… me dispuse a ocupar el puesto de Capitán de Ruta, al tiempo que el amigo Pepe ocupaba el puesto de segundo Capitán. (O Moto Escoba, que para el caso… es lo mismo)
Ordené al grupo de la mejor forma que supe… y tras situarnos en la salida de la rambla –como si de la mismísima parrilla de Le Mans se tratara-, salimos todos en tromba dispuestos a zamparnos hasta el último centímetro cuadrado de asfalto que se nos pusiera delante…!! Je, je, je…

La ruta se iniciaría y acabaría en el mismo sitio. Con lo cual… y como no nos esperaba nadie más que los suculentos bocadillos de Victoria, la idea era tomárselo con calma… y disfrutar de la estupenda mañanuela con que nos obsequiaba nuestro viejo amigo El Gran Manitou.
Que éste año –dicho sea de paso- ha sido más que clemente con nosotros… y no nos ha azotado con el castigo de la lluvia. (Recordemos que el año pasado por estas fechas… llevábamos más de un mes “castigados” con chaparrones en prácticamente cualquier salida…)

Salimos pues a la N340… que seguimos hasta justo salir Vilafranca. Y en los polígonos… doblamos a mano fascista, dispuestos a empalmar con una sinuosa carreterilla que –tras pasar por Olivella- nos llevaría hasta Sant Pere de Ribes. (O simplemente “Ribes”, como gustan de llamarlo los que allí viven…)
Cruzamos frugalmente el pueblo… y encaramos sin dilación una de las carreterillas que más me gustan de la zona.
La conocida popularmente, como “carretera del Casino”. Pues en ella se ubicó –durante un montón de años- el “Gran Casino de Barcelona”.
La carreterilla en sí, no tiene ningún misterio. Una serie de curvas simpaticonas, para hacerlas más que tranquilo… que a poco que empiezas a disfrutarlas, se termina la carretera. Ya que es más corta que las mangas de un chaleco… je, je, je… Pero bueno, es divertida… y como yo me crié bastante cerca de allí… es una de esas carreteras que he hecho en bici, en todas mis motos, andando, corriendo, en coche…
Vamos, que esa carretera forma parte de mis recuerdos más tempranos, y seguramente por eso me encanta…!

Terminando la carretera de marras, llegamos a Vilanova i la Geltrú. La ciudad que me vio nacer…
Y sin apenas pisarla, nos metimos en la popular C31… o –como la llamamos los de allí- la “variante”.
Que te lleva hasta Cubelles… pero que en nuestro caso, nos llevaría hasta la salida a otra carretera que recuerdo entrañablemente desde mis años más críos:
“La carretera del pantano”…!
Otra carretera de curvas estupendas… para hacerla con la calma, disfrutando del precioso paisaje de nuestro Garraf… convirtiéndose en Penedès.

En todas las carreteras sinuosas, la formación a seguir es la de “fila india”. En la que se aumenta la distancia de seguridad –por motivos lógicos-, y en la que cada moto deja de ocupar específicamente un lugar en la calzada, pudiendo moverse a gusto… a lo ancho de la misma.
Poco a poco, y sin prisas… fuimos remontando dicha carretera hasta que llegamos a Castellet. Y allí… metí el intermitente para detener el grupo, echarnos un cigarrito… y disfrutar así de uno de los momentos más gratificantes de las rutas:
Las paradicas…! Je, je, je…
No es que lleváramos mucho de ruta… y la verdad es que los culos estaban a años luz de doler. Pero ciertamente me apeteció parar allí, y comentar un par de cosillas que –el día que se haga la salida de entrenamiento- seguro que nuestro Capi desarrollará mucho mejor que yo.
Con lo cual… echamos el pitillo, saludamos a unos compañeros moteros que pararon con las mismas intenciones que nosotros… Y a los pocos minutos reagrupábamos la troupe para proseguir la ruta…!

Salimos de Castellet, y siguiendo la carreterilla que nos llevó hasta allí… pasamos frente a Torrelletes.
Seguimos más adelante… y en un periquete nos encontrábamos entrando de nuevo en la N340, poniendo rumbo a la capital de l’Alt Penedès.
Ese fue –seguramente- el tramo más rápido de toda la ruta… pero también el que tuvimos que compartir con más vehículos. Pues la circulación por esa zona -y a esa hora- era significativamente mayor que en el resto de la ruta.
Con lo cual… nos limitamos a seguir camino hasta la salida correspondiente, para –después de poner nuestros intermitentes- doblar en la rotonda que nos tenía que llevar de vuelta a la Rambla de la Girada.
Concretamente, al Monterrey…!
Punto de salida y llegada de la ruta… y lugar donde –en breve- despacharíamos nuestros atribulados estómagos…

Ya habíamos llegado!!

Una ruta estupenda… tranquila… (Quizá demasiado) …pero sobretodo, una ruta gustosa que nos quitaba las tensiones de la semana, y nos daba la oportunidad de disfrutar el paisaje cotidiano que nos envuelve… y que –no sé por qué- pero desde arriba de la burra se ve muy diferente…!! Je, je, je…

En el Monterrey, nada más poner las ruedas de las motos sobre la acera… un dilecto y simpaticorro Pedro, no tardó apenas dos segundos en montarnos una mesica.
Y acto seguido, tras tomar nota de las inquietudes gastronómicas más íntimas de cada uno… nos sacó los bebercios y unas olivillas.
Luego los bocatas… y a comer!! Que los estómagos rugían con saña, y era menester acallarlos de la forma más placentera que existe…!!

A medio almuerzo… llegaron los amigos Choppers y Montse…!!
Que traían un recadito para mí… y de paso disfrutarían con todos del almuerzo, de la compañía… y del ambiente guasón y cachonderil que nos caracteriza…

Luego ya, cafelotes… y los chupitos!! Pues nuestro querido Pedro nos puso en la mesa una botella de exquisito licor de café… y eso… eso es capricho propio de dioses, sí señor…!! Je, je, je…
Y con ellos, una nueva sorpresa:
Mis padres…!!
Que hasta allí se acercaron –en su vueltecita dominguera-, para conocer nuestra Sede, y disfrutar de la buena compañía que emanamos… je, je, je…
Lástima que de ese momento no hay registro fotográfico…!! Pues mi móvil –que también es un cachondo el muy cabrón- decidió ponerse en huelga… pero no me lo dijo. (Si será hijo de puta…!)
Echó la foto de la manera más normal… pero una vez llegué a casa, cuando me disponía a subirlas a DropBox… descubrí que no había registro de ella…!! Si es que… vaya tela!!
Así que tendré que hablar con mis padres para que repitan… y poder guardar así un documento gráfico de su nueva visita a la Sede.
Cosa que no creo que sea muy difícil… porque mi padre ya me ha comentado en un par de ocasiones que el día que vayamos a por mondongos, quiere venir. Y como eso sólo puede pasar en invierno… y ya estamos prácticamente a mediados de otoño… pues eso.
Que seguro que bien pronto compartirán alguna rutilla con nosotros… y algún que otro almuerzote…!!

Mis padres no tardaron en marchar… pues les reclamaban quehaceres domésticos.
Pero bien es verdad que todos nos disponíamos también a partir. Ya que… quien más quien menos… todos teníamos algún que otro compromiso.
En mi caso… con la piltra…!! A la que le iba a pegar soberana “paliza” cuando la pillara… “planchando oreja” hasta la hora de cenar… je, je, je…
Y es que a esa hora… tras el almuerzo que nos metimos, y después de haber echado la noche más larga del año en el curro… Ciertamente, mis pilas, empezaban a agotarse peligrosamente.
Así que me despedí cariñosamente de cuantos compañeros dejaba allí, y tras arrancar el motor de mi querida Guillermina… emprendí el camino de regreso junto al buen amigo Guille.
Con quien recorrí la C15, para luego meterme en la C32… y llegar así –cuanto antes- a mi casa. Donde me esperaba mi adorada Eolia… con quien –seguro- compartiré la próxima ruta…!!

Oh, yeah…!!!

NaCluT!!!